No banalicen el cannabis

Canadá legalizó las golosinas de cannabis en el 2018 en todas las provincias excepto Quebec. Uno de los objetivos era prevenir el consumo de cannabis fumado entre los adolescentes. El resultado ha sido que, contrariamente a lo esperado, el consumo de porros ha aumentado un 34% en este grupo de edad, así como el consumo de ­alcohol.

El cannabis tiene una falsa fama de droga blanda, advertía recientemente en La Vanguardia Eduard Vieta, jefe del servicio de psiquiatría del hospital Clínic. Aunque muchas personas pueden consumirlo sin sufrir efectos adversos graves, en otras puede desencadenar enfermedades psiquiátricas como esquizofrenia o trastorno bipolar, incluso a dosis bajas.

La experiencia fallida de Canadá puede servir de lección a otros países. En Barcelona, además, aporta un argumento para perseguir la venta de chuches de cannabis, que está prohibida por normativa europea, pero que se realiza de manera clandestina en establecimientos que venden otros productos relacionados con la marihuana.

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