“Nadie es perfecto”

El italiano Luca de Meo es un viejo conocido del Cercle d’Economia y de sus jornadas anuales y siempre deja muestras de su carisma. Hace unos años ya lo dejó claro cuando salió airoso de una mesa redonda en la que un empresario catalán le dijo que conducía un Tesla y no un coche de combustión como los Seat que se fabricaban entonces bajo su liderazgo.

Ayer el presidente del grupo Renault compartía mesa, entre otros, con Jeromin Zettelmeyer, director del Instituto Bruegel. En uno de los lances de la conversación, Zettelmeyer se identificó como ciudadano alemán (aunque habló en un perfecto castellano), a lo que el directivo automovilístico res­pondió: “Nadie es perfecto”.

El gracejo del italiano despertó al público en esa primera sesión de la tarde, que suele ser la más complicada de seguir especialmente en un día plomizo como el de ayer. 

De Meo volvió a levantar el aplauso del público cuando recordó que la industria del motor es clave para Europa y que el continente tiene aún oportunidades porque cuenta con las mejores marcas.

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