La estrategia de Francisco

OBSERVATORIO GLOBAL

El papa Francisco era consciente de la crisis de la Iglesia católica. En Europa, por el agnosticismo y las prácticas secularizadas de la mayoría de los fieles. En América Latina denunció repetidamente que la Iglesia de Jesucristo, la Iglesia de los pobres y humildes, se había transformado en la Iglesia de los ricos y poderosos. Mientras que los cristianos llamados evangélicos, pegados al terreno de los barrios, crecían muy rápido, especia­lmente en Brasil, el mayor país católico. Un tema recurrente en los encuentros de reflexión que organizó y en algunos de los cuales participé.

Por eso decidió dar un golpe de timón y reformar una institución bimilenaria, enfrentándose a la curia romana y a la trama de intereses tejida en torno al corrupto Banco Vaticano. Algo en lo que, aunque lo intentó, fracasó Benedicto XVI, hasta que tomó la inédita decisión de jubilarse para dar paso a un papa con más energía para la tarea.

AME6421. CHICLAYO (PERÚ), 09/05/2025.- Fotografía que muestra una imagen de un encuentro del entonces obispo Robert Prevost entregando al papa Francisco un libro con testimonios de fe hechos por visitantes a la parroquia Santa María Magdalena que describen milagros realizados por el Divino Niño del Milagro, este viernes en Eten, provincia de Chiclayo (Perú). Además de ser sencillo y cercano, el nuevo papa León XIV sobresalió en su anterior etapa como obispo peruano por su capacidad de gestión y ser un actor social. Entre su legado, se recordará la planta de oxígeno que consiguió instalar en plena pandemia o su esfuerzo para que se declare como capital eucarística a una pequeña localidad de la Diócesis. EFE/ Mikhail Huacan

 

Mikhail Huacan / EFE

Francisco empezó con una apertura doctrinal en los temas a que se enfrenta nuestra época. En particular, el desafío climático y, más ampliamente, ecológico, que abordó en una encíclica de gran calado, ‘Laudato si’. El cuidado de la Casa Común (2015), que sigue siendo una guía moral práctica más allá de los confines de la Iglesia. También reconoció cristianamente los derechos de los homosexuales (“¿quién soy yo para juzgar?”) y preconizó una Iglesia inclusiva y participativa (“sodalicia”) entreabriendo la puerta a diaconisas y otorgándoles a algunas cargos significativos en la burocracia vaticana. Se pronunció claramente en defensa de la paz, sin tomar partido (“La OTAN ladró demasiado alto”) y en plena solidaridad con los inmigrantes, como cuando acompañó a la Comunidad de San Egidio a rescatar inmigrantes en la isla de Lesbos y llevó a un grupo de ellos a Italia en su avión papal.

Y desde luego, persiguió y castigó la lacra de la pederastia en la Iglesia enfrentándose a sus encubridores. Por ejemplo, haciendo dimitir en pleno a la Conferencia Episcopal chilena o disolviendo la Congregación Sodalicia de Vida Cristiana en Perú.

Al frente del Dicasterio para los Obispos, Prevost los recomendaba al Papa: así se hace clientela política

Pero él sabía que el poder de los tradicionalistas en la jerarquía episcopal podría fácilmente revertir cualquier avance a su muerte. Por eso aguantó hasta el último momento. Y por eso, buen estratega político, dilató su sucesión y la preparó, aun sabiendo que en último término depende del Espíritu Santo. De modo que intentó ayudar a la divinidad con medidas concretas, encaminadas a una Iglesia que continuara la reforma, aunque temperando el ritmo para evitar rupturas. Por eso nombró más cardenales que nadie (164) y diversificó su origen. El 81% del electorado papal fue nombrado por Francisco, del cual, 23 eran de América Latina, 14 de Norteamérica, 23 de Asia, 18 de África, 4 de Oceanía y 53 de Europa.

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Cardinal Baldassare Reina, third from left, leads a prayer for Pope Francis, at the St. John Lateran Basilica in Rome, Thursday April 24, 2025. (AP Photo/Francisco Seco)

Y exploró posibles candidatos a quienes apoyar indirectamente. Fueron varios. Uno de ellos fue Prevost, al que conoció como prior de los agustinos en sus viajes a Buenos Aires, y de quien apreció su carácter misionero. Por eso en el 2013 lo nombró obispo de Chiclayo, donde hizo su labor largo tiempo. Y en el 2023 le puso al frente del Dicasterio para los Obispos, de modo que fue Prevost quien los recomendaba al Papa y proponía su ascenso: así se hace una clientela política. En el 2023 lo nombró arzobispo ad personam y en febrero del 2025, justo a tiempo, obispo del Colegio Cardenalicio.

Vio en él un hombre culto y discreto, moderado en temas doctrinales (aborto, acceso de las mujeres, homosexualidad), pero defensor de inmigrantes y apóstol de la paz. Y excepcional por ser norteamericano (el cuarto país en número de católicos) y profundamente peruano. Tal vez salió bien la estrategia. Y León XIV se declaró sucesor de León XIII queriendo ser en la era de la inteligencia artificial (sus palabras) lo que el anterior León (Rerum novarum) fue en la revolución industrial.

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