Mapas políticos inestables

Si hay un tema que condiciona la política en todos los países europeos es la inmigración. El lunes saltó por los aires el Gobierno de los Países Bajos porque Geert Wilders, dirigente del partido más votado en las elecciones del 2023, decidió romper el Ejecutivo tetrapartito porque la coalición no había impuesto “la política de inmigración más estricta jamás vista”. Habrá elecciones anticipadas.

El domingo ganó Karol Nawrocki en las elecciones presidenciales en Polonia, representando a un partido (Ley y Justicia) que ha hecho de la inmigración uno de los pilares de su política.

30 - 05 - 2025 / Barcelona /   Poblacion supuestamente extranjera en Ciutat Vella / Foto: Llibert Teixidó

  

Llibert Teixidó

En Alemania, la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) fue la segunda fuerza en las elecciones federales del mes de febrero. La extrema derecha populista y xenófoba gobierna en Italia, Eslovaquia y Hungría. Tiene ministros en los gobiernos de Croacia, Finlandia, Letonia y Lituania. En Francia, Marine Le Pen puede disputar la presidencia en las elecciones del 2027. Incluso Keir Starmer se propone políticas migratorias restrictivas en el Reino Unido en una de las sociedades más multiculturales.

La pujanza de Vox en España y de Aliança Catalana en Catalunya tienen en común el rechazo al inmigrante. Un elemento de islamofobia fomenta el crecimiento de estos partidos de extrema derecha en toda Europa.

La tendencia migratoria es imparable y el riesgo de choques sociales va en aumento

Hay que añadir que la victoria de Trump ha contribuido a que los vientos soplen en contra del migrante, a favor de levantar muros, expulsar a ilegales y toda una serie de medidas que consideran a los sobrevenidos como elementos tóxicos e indeseables.

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Lluís Foix
People clear the rubble of residential houses destroyed by a Russian strike in Korostyshiv, Zhytomyr region, Ukraine, Sunday, May 25, 2025. (AP Photo/Evgeniy Maloletka)

La situación es compleja y divisoria. Los necesitamos pero no los queremos. La tendencia es imparable y el riesgo de choques culturales, étnicos y religiosos va en aumento. Compartí la tesis de Merkel cuando en el 2015 dejó entrar a un millón de inmigrantes en Alemania: corregirán la curva demográfica de un país envejecido e impulsarán la actividad económica. La popularidad de la canciller empezó a declinar.

Europa tiene que aceptarse como es y los inmigrantes están aquí para quedarse. Los gobiernos tendrán que aplicar políticas inteligentes y definidas sobre integración y no sobre exclusiones que solo llevan a la confrontación.

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