El envejecimiento de la población junto al aumento de la esperanza de vida suma más presión a la oferta residencial para mayores, sea en centros de día o en plazas geriátricas de financiación pública. Las situaciones de dependencia por cuestión de edad también van a más. Todo ello obliga a las administraciones a una planificación racional a corto y medio plazo, pero para eso se precisa destinar recursos.
En Catalunya, Drets Socials estima que hay unas 14.000 personas en lista de espera para una plaza pública, un déficit histórico agravado por una insuficiente atención y que el Govern de Salvador Illa se ha propuesto cambiar en la medida que el presupuesto lo permita. La desinstitucionalización para que los mayores puedan permanecer en su hogar es otro aspecto que necesita un empujón.
El Govern impulsa un plan de choque para empezar a transitar esta vía. Destinará más de 20 millones en la mejora de las residencias, sobre todo creando nuevas plazas y readaptando centros existentes para garantizar más calidad de vida a los mayores. Un paso importante.