Primero yo, después yo y si queda algo para mí, y luego, si fuera el caso, ya veremos. Resumo: el individualismo está de moda e impregna nuestra vida económica y política. Déjeme usted vivir como quiera y hacer lo que quiera y me niego a obedecer a esta tiranía woke que nos gobierna. La libertad individual es sagrada. Y en tiempos de la declaración anual de la renta florece el agraviado y siempre presente sentimiento individualista español.

Un extranjero pregunta ¿por qué son los españoles tan individualistas? Y el español le responde: cada uno tiene sus motivos. Y sin embargo, y pese al tópico, este pueblo, o lo que seamos, se reivindica como grupo generoso en las catástrofes y situaciones excepcionales. Lo demostramos en la pandemia, se ha visto en atentados terroristas tan terribles como los del 11-M y aún está reciente el comportamiento admirable de la mayoría durante el gran apagón.
Ser individualista está de moda y tiene un prestigio renovado
¿Somos, de verdad, tan individualistas? ¿O es que nos molesta parecer gregarios o que se diluya nuestra personalidad?
En esta vida, todo el mundo va a lo suyo. Menos yo, que voy a lo mío. En fin, lo cierto es que parte de la nueva y la vieja derecha alienta un sentimiento individualista que preconiza la libertad como valor supremo. La libertad, así entendida, ha cambiado de bando. Y la izquierda, sea también eso lo que sea, está a por uvas.
Aleister Crowley, el ocultista, pasa por ser el adalid de un individualismo máximo. Aunque me temo que el que llegó a ganarse el apelativo de “el hombre más malvado del mundo” resulta enternecedor cuando vemos hasta qué extremos puede llegar el ego de individuos como Musk o Trump. La tropa o caterva de los magnates tecnológicos también practica, pese a su descarado corporativismo, una filosofía extrema del individuo y su libertad. Ser individualista está de moda y tiene un prestigio renovado que justifica incluso no ejercer de ciudadano, intentar esquivar los impuestos y no votar porque, total, a mí la vida que realmente me importa es la mía.
En este país algunos intentan saltarse las colas y otros no hay más que ver cómo conducen y se conducen en la vía pública. Y todo eso lo sobrexcita el calor y la desdichada polarización que nos lleva a ese primero yo y el que venga detrás que arree. Individualismo llaman al egoísmo.