El politetrafluoroetileno es el nombre científico del teflón, el material que otorga las propiedades antiadherentes a sartenes y cacharros y, por tanto, muy utilizado en las cocinas para evitar que, por ejemplo, los chorizos se peguen a la sartén, que luego la grasa se solidifica y cuesta mucho arrancarla.
The Times hizo compartir a Pedro Sánchez el apodo de Don Teflón con un capo neoyorquino en un editorial que no pasaría el cedazo de los manifiestos antibulos. Muchos no entendimos así de primeras el parecido que permitía tan ominosa comparación, hasta que nos recordaron las propiedades del teflón, protagonista de muchos anuncios hace años porque todo le resbalaba.

¿Ha conseguido Sánchez deslizar de su sartén presidencial los escándalos de las tramas corruptas de Cerdán o Ábalos? En las cocinas de los partidos abunda, metafóricamente, este material, el PTFE, tan práctico, pero sobre el que también existen alertas para que se utilice adecuadamente, si se calienta a niveles estratosféricos puede dar problemas. Los fabricantes de sartenes no están hablando de política, pero lo parece.
La cuestión es si los pinches podrán arrancar todos los pegotes, y eso dependerá de que no salgan otros nuevos. Pero incluso así uno puede pensar que la sartén ya está dañada. Por seguir con el menaje de cocina, la comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso y su enfrentamiento con Feijóo se podría resumir en un “le dijo la sartén al cazo: aparta, que me tiznas”. Al final, nos van a faltar nanas para rascar.
Lo que debe preocupar tanto como que a Sánchez supuestamente le resbalen las cosas es que les resbalen a los ciudadanos de a pie, cansados de tanto teflón, sartenes, cocinas y chorizos
En X, que siempre es mucho más rápida que Bluesky y también mucho más otras cosas, han aparecido perfiles como “Don Teflón de rositas?”, que ya cuenta con algunos miles de seguidores. Los comentarios son demoledores. Pero quizás lo más demoledor sean etiquetas como “PSOE-PP”. Los tuiteros de Vox y los antiglobalistas rápidamente reconocibles por sus comentarios están que se salen.
Son, guste o no, los receptores del mosqueo general. Los otros son el sistema, o eso quieren hacer ver los anteriores con etiquetas como #PPerroNoComePerro y similares que no vamos a repetir porque incluyen palabras malsonantes y aquí intentamos hablar bien, decimos que aprovechando la que está cayendo quieren que caiga todo. Eso no debería resbalarle a nadie.
Unos ejemplos: “El yonquismo del poder y del dinero ejercido por el bipartidismo PP-PSOE y partidos sistémicos es una de las mayores lacras de la democracia española. Estamos ante una crisis de partidos políticos estructurales que han metido la aluminosis en las Instituciones y funcionariado” (@mariaytodos). “PP-PSOE se sostienen mutuamente” (@_Agente_Smith).
Pedro Sánchez no debe de creerse mucho las encuestas del CIS de Tezanos, porque si fueran ciertos los puntos de ventaja que le da al PSOE, ya habría convocado elecciones. No lo hace, no lo piden sus socios, por miedo a que ganen los otros, vamos, la derecha. Muy “democrático” no parece. Tampoco resulta muy “normal” que Ábalos, el de Jésica y demás amigas, acabe votando la ley sobre la abolición de la prostitución. Pero es lo que hay.
The Times se olvida de algo, se olvidan todos. Lo que debe preocupar tanto como que al presidente supuestamente le resbalen las cosas es que les resbalen a los ciudadanos de a pie, cansados de tanto teflón, sartenes, cocinas y chorizos. Y en qué puede desembocar todo ello.
Porque se nos está poniendo cara de politetrafluoroetileno.