El asesinato político de Oltra

No sabemos si Mònica Oltra volverá a la política. No lo ha anunciado todavía ni llorando ni lanzando proclamas de víctima. Todavía no ha comentado si cierra una etapa que no eligió acabar, después de dos años fuera de los focos, convertida en sospechosa de algo que no hizo. Lo peor es que no pasa nada. Nadie dimite, nadie se disculpa, nadie asume nada. Ni los jueces que abrieron una causa sin pruebas. Ni los medios que la lincharon con saña. Ni los partidos que la dejaron caer por miedo al qué dirán.

L'exvicepresidenta, exportavoz y exconsellera d'Igualtat y Políticas, Mónica Oltra, ofrece declaraciones a los medios a su llegada a la Ciudad de la Justicia de València, a 19 de septiembre del 2022, en València, Comunidad Valenciana (España). L'exvicepresidenta, exportavoz y exconsellera d'Igualtat y Políticas, Mónica Oltra, declara ante el juez como imputada por el presunto encubrimiento de los abusos sexuales que cometió su exmarido sobre una menor tutelada y por los cuales él está condenado a cinco años de prisión, en una sentencia recurrida ante el Tribunal Supremo. Oltra está imputada al lado d'uns otros 13 d'investigats, altos cargos que trabajan en el departamento que ella dirigía, por la gestión del caso d'abusos a la menor. L'alt tribunal citó a declarar en julio Oltra y después de la noticia l'exvicepresidenta decidió renunciar a todos sus cargos públicos, incluida l'acta de diputada. En el procedimiento s'investiga el presunto encubrimiento de los abusos sexuales que sufrió en un centro una menor tutelada, de entonces 14 años, en manos de l'exmarit d'Oltra entre el 2016 y 2017.#{emoji}13; 19 SEPTIEMBRE 2022;MONICA OLTRA;ABUSOS SEXUALES;IMPUTADA;EXPRESIDENTA;GOVERN;VALENCIA#{emoji}13; Ropero Solsona / Europa Press#{emoji}13; 19/09/2022

 

Rober Solsona / EP

La política española es especia­lista en destruir carreras. Oltra era una de esas raras figuras que sabían conectar con la calle sin imposturas, hablar claro sin parecer demagoga y defender sus convicciones con inteligencia. Todo eso molestaba. Y todo eso sirvió de combustible para una persecución que ya conocemos: lawfare.

Porque lo que le ha pasado a Oltra no es un caso aislado. Es un síntoma. Es la crónica de una cacería política y mediática con un juez como arma arrojadiza. La acusaron de encubrir los abusos de su entonces marido a una menor tutelada, sin pruebas, sin indicios, con un relato tan endeble que hasta el titular de un juzgado de instrucción de Valencia ha dicho que no hay infracción penal, “absolutamente” ningún indicio y ha rechazado el juicio.

Lee también

Ser político en el siglo XXI

Jordi Basté
MADRID, 10/06/2025.- La bancada socialista durante el pleno del Congreso celebrado este martes en Madrid. EFE/ Fernando Villar

Demasiado tarde. El daño ya está hecho. Ya no hay vicepresidenta, ya no hay referente…Y mientras tanto, quienes deberían sentir vergüenza siguen dando lecciones. Los partidos de ultraderecha, que nunca necesitan pruebas para demandar cabezas, siguen exigiendo regeneración. Algunos medios que titularon con furia ahora apenas mencionan el archivo en un párrafo escondido. Y la sociedad, anestesiada, asume con indiferencia que una inocente ha sido expulsada por la puerta de atrás.

Lo sucedido debería escandalizarnos. Porque si no defendemos a los inocentes cuando son barridos por una marea de odio, mañana nadie estará a salvo. Porque si se puede destruir a alguien sin pruebas, por cálculo político, por miedo, por cobardía... ¿qué nos queda de democracia?

Oltra ya ha pagado algo que era gratis­. Ahora toca que paguen quienes la condenaron sin juicio. Aunque sea solo con el peso de la verdad, aunque sea solo con el desprecio de la historia.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...