El tiempo vuela, pero hay momentos en que parece acelerarse por cuestiones que no controlamos, hasta el punto de que somos incapaces de tomar la medida a los acontecimientos. La crisis política que vive en estos momentos nuestro país, tras la decisión del juez del Tribunal Supremo de enviar a la prisión al número 3 del PSOE, no es en absoluto menor. Pero tomar decisiones precipitadamente resulta un error, porque demuestra nuestras debilidades. Chesterton, con su sentido británico del humor, decía que una de las desventajas de la prisa es que lleva demasiado tiempo.

Las prisas son malas consejeras, independientemente del tiempo que nos lleve la resolución de los conflictos. El PP hizo un amago de moción de censura, pero Miguel Tellado, la figura emergente del partido, no consiguió ningún acercamiento con los socios del PSOE. Antes cabe esperar un acuerdo entre filósofos que entre relojes, escribió Séneca. Alberto Núñez Feijóo proclamó en las redes sociales que la mano derecha del presidente ha dormido en prisión, pero Sánchez pretende seguir, lo que resulta insostenible.
De la actual crisis política saldrá airoso quien sepa manejar mejor los tiempos
No obstante, de momento el Gobierno se sostiene, aunque sus socios mostraron su incomodidad por el momento que viven. La vicepresidenta Yolanda Díaz apareció excesivamente tensa, demasiado acelerada. Como si quisiera romper la baraja, pero descubriera que no le quedan cartas con las que seguir la partida. Como si hubiera perdido el sentido adulto del tiempo, que es esa capacidad de saber la hora, el día y el año sin consultar un reloj o un calendario.
Las crisis políticas hay que digerirlas sin correr, para evitar su indigestión. De la actual crisis saldrá airoso quien sepa manejar los tiempos. Ver a Felipe González firmando manifiestos al lado de colaboradores que acabaron en la cárcel o al PP escandalizándose por la corrupción con treinta casos abiertos en los tribunales es un ejercicio de desmemoria.
Por prisas, las del juez Leopoldo Puente, que envió a la cárcel a Santos Cerdán, pero dio a entender en su auto una posible financiación irregular del PSOE, aunque no aportara ninguna prueba al respecto. Ya decía Marañón que la rapidez es una virtud, pero la prisa es un vicio.