Feijóo y el reto de ganar el centro político

Alberto Núñez Feijóo recordará el XXI congreso nacional del Partido Popular como un momento feliz en su trayectoria política. Quizás el destino le reserve otros aún más satisfactorios. Por ejemplo, el desalojo de Pedro Sánchez de la Moncloa para convertirse él en el próximo presidente del Gobierno. Pero en el congreso clausurado ayer todo le ha salido a pedir de boca. Ha sido refrendado como líder popular con el 99,24% de los votos emitidos por alrededor de 3.000 compromisarios. Ha visto unánimemente ratificada su ponencia política. Ha contado con el respaldo de José María Aznar y Mariano Rajoy, expresidentes del gobierno populares. Se ha beneficiado de los sucesivos tropiezos del PSOE, que empezó la semana con la entrada en prisión de su ex secretario de organización Santos Cerdán y la terminó con la retirada de Francisco Salazar, adjunto a la nueva secretaria de organización, pocas horas después de ser designado. Ni siquiera la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que a menudo trata de marcar el ritmo a su líder, le incomodó esta vez, mientras Carlos Mazón, el presidente valenciano, cuya gestión de la dana es un feo borrón en el expediente popular, pasó de perfil por el encuentro.

Si Núñez Feijóo fuera un atleta, diríamos que durante el congreso del PP ha ultimado su puesta a punto para disputar la carrera con meta en la Moncloa. Esta podría ser una competición para velocistas si se adelantaran las elecciones o más apropiada para corredores de fondo si Pedro Sánchez agota la legislatura. Pero, a juzgar por la euforia reinante en el pabellón 10 de Ifema, sede del congreso popular, Núñez Feijóo parece dar la victoria por segura, sea cual sea el formato de la carrera. Por ello el objetivo que se plantea sería ahora ampliar la dimensión de tal victoria. Según dijo el sábado, se trataría de obtener diez millones de votos en las generales, y así contar con diputados suficientes para gobernar en solitario, que hicieran innecesaria la muleta de Vox y le permitieran eludir sus condiciones. Aunque, llegado el caso, no le aplicaría el cordón sanitario, según declaró ayer, al tiempo que descartaba ahora cualquier pacto con el sanchismo.

El XXI congreso del PP cierra filas y da renovado impulso a su candidato

Ciertamente, hay motivos para el optimismo en el PP, no siendo el menor el estado de postración en el que se halla el PSOE. Otra cosa es que el XXI congreso del PP haya renovado o clarificado con detalle los planes políticos de esta formación. No ha sido así. Fijar el listón en los diez millones de votos le obliga, por una parte, a políticas centristas que le ayuden a arañar votos a un PSOE deprimido y con la reputación abollada. Y, por otra, le empuja a un endurecimiento de su discurso, para tratar de pescar en el caladero de Vox. Algunas medidas apuntadas en el ámbito de la inmigración, más contundentes, así lo indican. También lo indica la promoción al cargo de secretario general de Miguel Tellado, que como portavoz parlamentario ha ido siempre al límite en la descalificación del adversario.

Si nos centramos en el análisis de la ponencia política, veremos que la paz entre corrientes populares reinante en el congreso tiene que ver con la indefinición respecto a algunas cuestiones polémicas. No hay en la ponencia alusiones al aborto ni a la eutanasia, dos cuestiones que suscitan disenso entre populares. Tampoco se abordan los vientres de alquiler o la abolición de la prostitución. Ha parecido preferible mostrar esa sensación de acuerdo y adhesión al líder, en clave interna, más que precisar ante el electorado una hoja de ruta completa. Tampoco las veladas ofertas de días anteriores a formaciones como Junts, para “poner el contador a cero”, han merecido mayores detalles. Quizás hubiera sido acertado darlos, porque a los votantes les interesan más que la pésima y ya conocida opinión de los dirigentes del PP sobre el PSOE, elemento vertebral en sus declaraciones. La inconcreción dominó también el decálogo, desarrollado ayer, de medidas que tomaría Núñez Feijóo si alcanzara la Moncloa sobre regeneración democrática o vivienda: señaló más los problemas que sus posibles soluciones.

El líder popular no descarta pactar con Vox, pero sí, ahora, con el sanchismo

El objetivo es, como decíamos, alcanzar la Moncloa. Por eso Núñez Feijóo, que llegó a Madrid desde Galicia con fama de moderado, y que ha ejercido una oposición muy dura, ha vuelto ahora a presentarse como adalid del centrismo reformista que integra a democristianos, liberales y conservadores, inspirado en el Aznar de principios de siglo. El mismo Aznar que en este congreso ha sugerido que Pedro Sánchez merece acabar en la cárcel.

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