Feijoo no dormiría tranquilo con Abascal en su Gobierno

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Hay una frase que persiguió durante un tiempo a Pedro Sánchez. Una mención que, por cierto, fue tergiversada. El presidente del Gobierno dijo que no dormiría tranquilo con Podemos al frente de ministerios de Estado. Esas palabras llevaron a concluir que se trataba de insomnio en caso de que Pablo Iglesias formara parte del Consejo de Ministros, como acabó sucediendo. Esta semana, el PP ha dado un paso más allá del que dio Sánchez al advertir que Vox no formaría parte de un hipotético Ejecutivo de coalición y que, si es necesario, se repetirían las elecciones. La declaración es arriesgada y las redes sociales han opinado sobre ella.

El lider del PP, Alberto Núñez Feijóo (i) y el líder de VOX, Santiago Abascal (d), se saludan a su llegada a una reunión en el Congreso de los Diputados, a 5 de septiembre de 2023, en Madrid (España). El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, mantiene hoy una reunión en el Congreso con el presidente de Vox, Santiago Abascal, dentro de su ronda de contactos para recabar apoyos ante el debate de investidura que está previsto los días 26 y 27 de septiembre. Tras esa entrevista con Abascal, Feijóo se desplazará a las zonas afectadas por los incendios de Tenerife y al día siguiente mantendrá un encuentro con el presidente del Gobierno canario. La reunión entre Feijóo y Abascal se produce tras el acuerdo de PP y Vox en Murcia, por el que el los 'populares' ceden dos consejerías: Interior, Seguridad y Emergencias, que tendrá rango de vicepresidencia; e Infraestructuras.

El lider del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el de Vox, Santiago Abascal 

Eduardo Parra/Europa Press

El PP ya ha activado el modo electoral. El congreso de Madrid ha sido escenario de un nuevo golpe de pedal. Quizá sea algo pronto y al nuevo tándem Feijóo-Tellado les cueste mantener la actual tensión durante lo que quede de legislatura. Quizá sea algo prematuro también comenzar a hablar de la composición de un hipotético Consejo de Ministros. En realidad nadie sabe cuándo votaremos y esa sigue siendo la ventaja de Sánchez: tiene el balón y, por tanto, la iniciativa. De momento.

El PP ha conseguido que el día posterior a su congreso se hable principalmente de que Feijóo no quiere a ministros de Vox. Hace dos semanas se reunía de forma “cordial” con Abascal y ahora le advierte de que no le nombrará ministro. No dormiría tranquilo con Vox de socio de coalición, viene a reconocer el principal partido de la oposición. Todo ello en privado, porque en público el líder de los populares dijo que no iba a aplicar ningún cordón sanitario a la extrema derecha. 

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Las palabras de Feijóo no han tenido buena acogida en el ámbito nacional-conservador. Marcos de Quinto, ex de Ciudadanos-Que-En-Paz-Descanse, decía que “a los votantes liberal-conservadores lo que más nos importa es que Feijóo confirme que no gobernará con los restos de este PSOE”. Sin embargo, añadía, “el PP en esto calla y corre a pronunciarse en contra de un posible gobierno de coalición con Vox”. Y concluía: “No sé si esto les dará muchos votos socialistas, pero intuyo que aquellos que no quieren pacto alguno con el PSOE se lo pensarán dos veces antes de dar un voto indirecto de apoyo a los restos del sanchismo”.

En una línea similar se manifestaba Iván Espinosa de los Monteros, que lleva unos meses agitando con sus movimientos a la derecha. “Justo lo que España necesitaba ahora, PP contra Vox, Vox contra PP, y los ciudadanos cada vez más desesperados. Mientras, Sánchez se muere de risa en Moncloa. Felicidades a todos”, posteó el exportavoz parlamentario de Vox.

¿Qué busca Feijóo con esta declaración de intenciones? ¿Por qué se moja de forma tan clara ante algo que depende del futuro resultado electoral? Puede que el PP esté intentando captar al votante socialista decepcionado con los casos de supuesta corrupción y actitudes poco edificantes que se están conociendo. Feijóo apeló el fin de semana a la centralidad, aunque hay politólogos que creen que el centro ya no existe.

El seguro de vida política de Sánchez en este momento se llama Vox. Con Abascal en la ecuación la moción de censura es hoy inviable. Pero ello no está impidiendo el ascenso del partido más cercano a Trump. El claro favorecido del caso Cerdán es Vox. Lo reflejan ya varias encuestas publicadas en los últimos días. La derecha a la derecha del PP absorbe ahora mismo potenciales votantes de una parte de la izquierda molesta y, sobre todo, del PP. El CIS reflejó hace unos días un trasvase del 11,9% de votantes del PP hacia Vox y 40Db lo elevó al 13,6%. Traducción en votos: en torno al millón. No es cosa menor, que diría Rajoy.

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Estas cifras merecen precaución. Ciudadanos también llegó a liderar los sondeos y luego ya saben lo que ocurrió. Pero parece que Vox está dispuesto a elevar prácticamente cualquier oferta programática del PP. Ha quedado claro con otro asunto que ha sido muy comentado en las redes sociales en las últimas horas: la inmigración.

El PP habló en su congreso de la inmigración y los de Abascal subieron el listón planteando deportar a los extranjeros que delincan, a quienes “pretendan imponer una religión extraña”, a los que “maltraten o menosprecien a los mujeres”, a aquellos “que hayan venido a vivir del esfuerzo de los demás”, a los menores no acompañados”… “Y los primeros en celebrarlo junto a los españoles serán los inmigrantes legales, los que cumplen las normas y respetan al país que los acoge”, advierte. La propuesta, por cierto, ha triunfado en las redes sociales.

Vox sería el partido más votado hasta los 45 años si se celebraran las elecciones y su planteamiento es claro: PSOE y PP son lo mismo. En Portugal este discurso funcionó y Chega logró dar el sorpasso al histórico Partido Socialista. El aviso está ahí.

Mientras, Sánchez sigue dispuesto a resistir, si la UCO y los jueces le permiten seguir evitando que haya números para una mayoría alternativa. Ayer el secretario general del PSOE reaccionó rápido y respondió a la propuesta de repatriación de Vox que España es hoy “tierra de acogida, y quienes llegan contribuyen con su esfuerzo a construir una mejor España”. “No olvidemos de dónde venimos para entender quiénes somos”, añadió. Son tiempos convulsos y España dispone en este momento de uno de los pocos gobiernos socialdemócratas del mundo. ¿Hasta cuándo? Todo sigue en el aire. 

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