El problema de los Macron

Bajar del avión no se les da bien a los Macron, al menos en los últimos tiempos. Hace un par de meses, su llegada a Vietnam dio la vuelta al mundo por ese manotazo que Brigitte le propinó a Emmanuel. Zas. El bofetón le giró la cara y el presidente francés, con muchas horas de vuelo y veloz como el Concorde, fue capaz de transformar la mueca inicial de sorpresa en una amplia sonrisa con saludo incluido. La escena es de aquellas que despiertan carcajadas y que se ven más de una, dos y tres veces seguidas.

France's President Emmanuel Macron, third right, and his wife Brigitte Macron, right, are greeted by Britain's Prince William, center, and Kate, Princess of Wales, right, at RAF Northolt, west of London, Tuesday July 8, 2025, on the first day of a three-day state visit to Britain. (Geoff Pugh/Pool via AP)

  

Geoff Pugh/Daily Telegraph

Por aquel entonces, saltaron las alarmas de crisis matrimonial y el propio Macron se encargó de quitar hierro al asunto. Pero parece que la pareja presidencial no acaba de dominar el arte de bajar del avión y ha ofrecido en Londres otra imagen de desconexión que ha encantado a los tabloides británicos, siempre al quite.

La pareja presidencial ha ofrecido en Londres otra imagen de desconexión

Esta vez no ha habido guantazo, pero Brigitte, como entonces, ha rechazado la mano de su esposo. Macron descendió rápido los escalones y luego se giró hacia ella, que justo empezaba a bajar. La distancia entre ambos imposibilitaba que Brigitte pudiese aceptar el gesto de su marido y optó por proseguir sola el camino con cuidado de no caerse y protagonizar con ello la imagen de la semana. Y lo que quiso evitar sucedió aunque no como consecuencia de un ­tropezón.

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La visita de Estado de los Macron ha dado para muchas otras anécdotas, como ese diplomatic dressing que tan de moda está y que llevó a Kate Middleton a vestir un modelo de Dior, una marca francesa que no suele estar en su poblado armario, pero que lució en honor a sus invitados. Por su parte, Brigitte correspondió con un bolso Lady Dior, un modelo que adoraba la princesa Diana. Ahora bien, el mejor guiño del encuentro fue el de Macron a la princesa Catalina en la gran cena de gala, precedido por el beso que le dio en la mano cuando pisó suelo británico, demostrando su galantería francesa al estilo Jacques Chirac. El francés obtuvo con la princesa mayor éxito que con su esposa, con quien debe ensayar más esas bajadas de avión que les resultan tan incómodas y que cada vez despiertan más suspicacias.

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