Las mujeres estábamos contentas porque parecía que el movimiento #MeToo y posteriores oleadas abrían una nueva era, que dejaba atrás décadas, siglos, de agresiones sexuales toleradas socialmente en muchos ámbitos. Pero no iba a ser fácil acabar con conductas tan interiorizadas y extendidas, y menos cuando atañen a las altas esferas masculinas.
El Departamento de Justicia de EE.UU. y el FBI han asegurado ahora que no hay pruebas de que el financiero acusado de pederastia y tráfico de mujeres Jeffrey Epstein tuviera una lista de clientes , de los todopoderosos amigos a los que invitaba a fiestas, que él proveía de mujeres para sexo, muchas, menores de edad.

El desmentido llegó justo después de que Elon Musk, despechado por su mala salida de la Administración, asegurara que Donald Trump figura en los archivos de Epstein. Musk insistió hace unos días en que también está Steve Bannon, exasesor aúlico de Trump y ahora enfrentado al multimillonario en sus luchas de poder.
Ni Musk ni su red social parecen mucho de fiar y no está la cosa para alimentar más bulos, pero muchos desconfían, tras años hablando de la lista Epstein, incluso responsables del FBI. Si los de Trump alimentaron esta conspiranoia contra los demócratas, ahora las redes están llenas de fotos de Trump en fiestas del financiero.
Siempre faltan pruebas, no se da credibilidad a muchas denunciantes...
Epstein se suicidó en prisión en el 2019, antes de juicio. Sus muchas supuestas víctimas solo han podido ver condenada a su ayudante, Ghislaine Maxwell, a 20 años de cárcel y solo por cinco cargos de prostitución infantil y tráfico de personas.
Igualmente, han quedado diluidos los megajuicios a los poderosos productores del cine y la música Harvey Weinstein y Sean Diddy Combs, ambos acusados asimismo por muchas mujeres de agresiones y abusos. Están en la cárcel, sí, han perdido su brillo, pero a Weinstein se le anuló una sentencia, se le ha vuelto a condenar, se le ha exculpado de cargos. Diddy –él mismo hizo pública su lista de amigos famosos que iban a sus fiestas, que las (y los) denunciantes dicen que acababan con sexo forzado– ha sido declarado culpable de unos pocos delitos de prostitución y absuelto de otros más graves. Ninguno de los tres ha sido considerado por la justicia un depredador sexual. Siempre faltan pruebas, no se da credibilidad a muchas denunciantes...
En España, el futbolista Dani Alves fue condenado por agresión sexual y absuelto por otro tribunal, en una decisión controvertida. En otros casos se ha visto lo poco que se valora el concepto de consentimiento. Todo debería llevar a reflexionar si la justicia comprende y es lo suficientemente sensible ante la violencia sexual.