El enemigo exterior

En unas pocas semanas, se publicaron estas pequeñas pero inquietantes noticias: primera, Marruecos está “mosqueado” y sugiere algún tipo de represalia porque el PP invitó a su último congreso a una representación del Polisario. Segunda, Estados Unidos está cabreado por los acuerdos con la tecnológica china Huawei, porque entiende que puede tener acceso a información sensible. Tercera, tenemos la mala suerte de que el presidente de Estados Unidos basa lo más visible de su política exterior en los aranceles, que el propio Trump considera “la palabra más bonita de los diccionarios” y habla de España en un tono bélico que no se oía desde finales del siglo XIX. Y cuarta, casi toda la información de más allá de nuestras fronteras tiene un aire de diplomática censura o de brusca pelotera. La última, la de nuestra Unión Europea, que no considera de interés general ni la ley de Amnistía ni la actuación del Gobierno en la opa del BBVA sobre el Banc Sabadell.

El president del govern espanyol, Pedro Sánchez, atenent els mitjans durant la seva arribada a la cimera de líders europeus

 Sánchez, en una cumbre de líderes europeos en junio 

Unión Europea / ACN

Poco versado en los vericuetos de la diplomacia, confieso mi sorpresa ante la cantidad de informaciones en la misma línea. Las recojo en esta columna, porque ya sabemos que en política no existen las casualidades, y algo debe de significar su proliferación. Y tengo la impresión de que hay muchas otras a las que no tuvimos acceso los medios, pero existen, porque si hay algún escenario propicio al secreto, al oscurantismo, a la ocultación, y, en consecuencia, a la proliferación de espías, es el ámbito de las relaciones exteriores.

¿Qué pasa para que España esté dejando de ser el paraíso que medio Occidente quiere imitar?

¿Qué es lo que está pasando para que, a efectos informativos, España esté dejando de ser el paraíso que medio Occidente quiere imitar? Desde luego, la invasión turística demuestra que España no ha perdido un miligramo de atractivo. Tampoco parece probable que alguien haya planificado una campaña de desprestigio. Y la corrupción es un gran enemigo público, pero no hasta el punto de condicionar la relación diplomática.

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Fernando Ónega
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Propongo cuatro apuntes como tesis: 1) Que nuestro país no se muestra bastante solidario en cuestiones de defensa. 2) Que Estados Unidos sigue pasando factura por la salida de Irak. 3) Que Trump es demasiado orgulloso para aceptar las fantasmadas de Pedro Sánchez. Y 4) En general, nuestro Gobierno ha lanzado demasiados signos de debilidad.

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