Y luego qué, en Gaza

Desconozco los planes del Gobierno de Israel sobre Gaza, pero destaca su incapacidad o su falta de voluntad de distinguir a los terroristas de Hamas de la población civil palestina. Si no hace tal diferencia, el objetivo reiterado el domingo por Beniamin Netanyahu, “la victoria total”, eliminar a Hamas, ¿pasa por reducir los dos millones de habitantes de Gaza a qué número, hasta dejar la franja expedita para desarrollar otros planes, como los resorts que Donald Trump anunció tan burdamente? ¿No se puede preservar al menos a los niños? Son prisioneros tanto de Hamas como del Gobierno israelí.

A nurse examines a malnourished child, according to medics, at Nasser Hospital in Khan Younis, southern Gaza Strip, July 25, 2025. REUTERS/Ramadan Abed

Una enfermera examina un niño malnutrido en el hospital de Khan Yunis, en el sur de la franja, el pasado día 25 

Ramadan Abed / REUTERS

Ha sido necesario que países y organizaciones internacionales y muchas personas presionaran para que el Gobierno israelí cediera en su bloqueo  y autorizara la entrada de alimentos y medicinas (insuficiente, con grandes limitaciones logísticas) para frenar la hambruna, aunque Netanyahu mantenga que nadie pasa hambre y que la ONU no repartía suministros porque no quería (bajo sus condiciones).

El permiso para que entre ayuda, ¿cuánto durará? El Gobierno Netanyahu hace lo que se le antoja

Por las noticias que llegan de Gaza, el reparto de la Fundación Humanitaria de Gaza (FHG), montada por Israel y EE.UU., se ha demostrado deliberadamente escaso, ineficaz y peligroso. Más de 1.100 personas han sido disparadas al acudir a los puntos de recogida. Esos, más los muertos de desnutrición, los que su vida pende de un hilo, los que comen cada varios días. Así que aquí se pretendía llegar desprestigiando a las agencias de las Naciones Unidas, bombardeando a las organizaciones como la del cocinero José Andrés. Las agencias de la ONU tienen defectos, pero ya se ha visto que el suministro en manos de FHG es otra fase de la devastación de Gaza.

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Y ahora qué, el permiso para que entre ayuda, ¿cuánto durará? El Gobierno Netanyahu decidirá. Hace lo que se le antoja, amparado por la administración estadounidense. Aprovechando que Tump es un peacemaker que se cansa enseguida de sus tareas y la tolerancia de muchos países. Ha costado el gesto diplomático de Macron, anunciar que Francia reconocerá el estado palestino, para presionar a Netanyahu. Ha costado que le secunde Keir Starmer (¿alguien más?). Y suena a gesto de impotencia ante la negativa del Gobierno israelí de terminar la guerra (y la imposible negociación con Hamas). Es sorprendente y desalentadora esta incapacidad de la comunidad internacional. Crea un peligroso precedente y hunde aún más a la ONU, único foro para el diálogo y defender lo que sino serían causas perdidas.

Se ha logrado que entren suministros a Gaza. Aliviarán la carestía, salvarán algunas vidas. Pero seguramente no será un alivio tan grande como el de las conciencias de quienes podrían hacer más.

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