El rechazo del proyecto de ley de reducción de la jornada laboral por la mayoría de los votos que han sumado el Partido Popular, Vox, Junts y UPN ha sido una dura derrota parlamentaria para el Gobierno del PSOE y Sumar y sus aliados, justo en el inicio del curso político. El riesgo es que lo sucedido pueda cuestionar también la aprobación de otros importantes proyectos de ley, como es el de los presupuestos generales del Estado, que el presidente Sánchez ha prometido presentar en las próximas semanas ante el Congreso.
La derrota parlamentaria de esta semana la personaliza Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo. La líder de Sumar ha sido la principal impulsora del proyecto de ley de reducción de la jornada laboral. Díaz esperaba tener con esta medida el mismo éxito que tuvo en la anterior legislatura con la aprobación de la reforma laboral, que sin duda ha sido muy beneficiosa para la economía española. En esta ocasión, sin embargo, la suerte no le ha favorecido. ¿Por qué? Muy probablemente, porque ha intentado sacar adelante su propuesta sin el suficiente consenso social, que tan positivo ha sido siempre para la economía española.
Las asociaciones empresariales nunca han querido que la reducción de la jornada a 37,5 horas semanales se aprobase por ley. Desde el primer momento, movilizaron su poder de lobby en el Congreso para bloquear la iniciativa. Ahora han expresado
su satisfacción por el rechazo de la misma, hasta el punto que afirman que se ha evitado un grave impacto negativo sobre la economía, el empleo y los consumidores. La clave de la estrategia patronal fue convencer a Junts para que pusiera sus siete decisivos votos en la balanza de la oposición al proyecto de ley que ya presentaban el PP, UPN y Vox.
La patronal aplaude el rechazo del proyecto de ley del Gobierno frente a la protesta de los sindicatos
Junts se ha alineado con los postulados de la patronal por el daño que una reducción general de la jornada laboral podría tener para las pequeñas y medianas empresas, cuya importancia es determinante en la economía catalana. Por esto y por los escasos avances, a su entender, en otras reclamaciones al Gobierno, Junts ha vetado esa ley. Con su alineamiento puntual con el PP y Vox, Junts pone en evidencia la debilidad parlamentaria del Gobierno y, asimismo, reafirma su papel como partido clave para garantizar la continuidad del presidente Sánchez al frente del país y la aprobación de sus iniciativas parlamentarias. Esa fuerza política que le dan sus siete votos en el Congreso, y que ahora ha revalidado, es clave para el logro de sus reivindicaciones, desde las relacionadas con la amnistía de Carles Puigdemont, hasta las necesidades políticas, económicas y sociales que contempla para Catalunya.
El rechazo del proyecto de ley de reducción de la jornada laboral, además de su impacto político, ha generado un profundo malestar entre los sindicatos, que organizaron manifestaciones de protesta en cincuenta municipios, empezando por Madrid, ante la sesión en el Congreso. Ahora, tras el bloqueo parlamentario, plantean trasladar la propuesta a la negociación colectiva, para negociarla en cada convenio, sector por sector y empresa por empresa. En realidad, ese es el mejor ámbito para acordarla, ya que los horarios de trabajo deben ajustarse a las características de cada actividad, como ya sucede en muchos casos.
Sindicatos, Gobierno y patronal, por encima de todo, sin embargo, deberían tener presente que el gran debate pendiente en la economía española es cómo aumentar la productividad, ya que se encuentra en los niveles más bajos de la Unión Europea. Este debate está indisolublemente ligado al de la reducción de la jornada laboral. Lo importante para la economía, para los trabajadores y las empresas, es afrontar el desafío de producir y ganar más por hora trabajada. Esto es fundamental para poder generar mayor riqueza y empleos mejor pagados.
Los votos de Junts han sido claves para evitar una medida que perjudicaba a las pequeñas empresas
Una vez se sosieguen los ánimos tras el debate parlamentario del miércoles, la vicepresidenta Díaz tiene previsto volver a presentar el proyecto de ley de reducción de jornada, siempre que finalmente logre negociar el apoyo de Junts. De entrada, sin embargo, ha decidido desde ya implementar el registro horario para controlar que se respete la jornada laboral actualmente fijada, tal como le piden los sindicatos, ya que es algo que ahora no ocurre. Con ello recupera una medida que estaba incluida en el proyecto de ley que se ha rechazado, ya que la misma puede llevarse a cabo sin pasar por el Congreso. En cualquier caso, visto lo sucedido, es fundamental restablecer el consenso social para aprobar cualquier medida que afecte a empresas y trabajadores, sin olvidar que la prioridad debería ser lograr una mayor productividad, cuyo bajo nivel es uno de los talones de Aquiles de la economía del país.