La introducción de las terapias llamadas de alta eficacia cambió hace diez años la historia de la esclerosis múltiple. Estas terapias, que actúan sobre las células del sistema inmune involucradas en la enfermedad, reducen drásticamente el número de brotes que sufren los pacientes y frenan la progresión hacia la discapacidad.
Para que las personas afectadas obtengan el máximo beneficio de este avance médico, conviene un diagnóstico precoz para iniciar el tratamiento antes de que se acumulen daños en el cerebro. La adopción de nuevos criterios diagnósticos basados en las investigaciones de los últimos años supone un progreso importante en esta dirección.
Pero la lucha contra la esclerosis múltiple aún no puede darse por ganada. Si bien ya hay fármacos eficaces para controlar los brotes, aún no los hay para frenar la neurodegeneración que sufren algunos pacientes independientemente de los brotes. Para continuar avanzando, es necesario un apoyo sostenido a la investigación en esclerosis múltiple y otras enfermedades neurodegenerativas.