Vídeos falsos muy reales

Zelda, la hija de Robin Williams, está hasta los mismísimos de que le envíen continuamente vídeos de su padre, fallecido en el 2014, creados por IA. “Por favor, si tienen algo de decencia, dejen de hacerle esto a él y a mí, a todo el mundo. Es una tontería, es una pérdida de tiempo y energía, y créanme, no es lo que él querría”, estalló la también actriz y directora. 

De alguna manera, la IA está resucitando virtualmente a los muertos. El deepfake , esta técnica de generación de imágenes, vídeos y audios no reales, utiliza en muchos casos a los revividos como material de parodia. Es tendencia. Como lo es el uso de esta misma tecnología para todo desde hace ya algún tiempo.

Vertical

Robin y Zelda Williams, en una foto de archivo 

LV

Muchos famosos son víctimas de vídeos porno sin su permiso, por ejemplo. Por no hablar de los que suplantan identidades para cometer fraudes. Los caminos del deepfake son inescrutables. Otro ejemplo: la semana pasada se habló de un posible romance entre la princesa heredera Isabel de Bélgica y Jorge de Liechtenstein tras difundirse una fotografía de ellos abrazados gracias a la IA, que al parecer también tiene su punto romántico.

“No nos podemos creer nada”, y eso que la IA justo está empezando a formarse

¿Tan fácil es crear este tipo de contenido? Dispuesta a descubrirlo, como buena boomer que soy busco en Google y abro una de las primeras páginas que ofrecen la posibilidad de crear vídeos gratis con la IA. Le adjunto la primera imagen que encuentro, una foto mía como periodista de este medio. Los pasos que se han de seguir son fáciles, intuitivos. Y le pido que me convierta en Superman. En menos de un minuto, aparezco con la capa roja y la S, sin necesidad de pasar por la cabina telefónica.

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Dicen que se puede diferenciar entre un vídeo real y otro generado por la IA. Que si el cabello o el color de la piel no son naturales, que si el movimiento de los ojos o del cuerpo son forzados… Pero mis compañeros de mesa en el diario no dan crédito con mi transformación. “Si parece de verdad”, “pues te queda muy bien” (gracias, Sandra), “no nos podemos creer nada”. Este es el problema. Y eso que la IA justo está empezando a formarse. ¿Seremos capaces de aprender a detectar sus falsedades? ¿Habrá suficiente con una legislación todavía incipiente? ¿O tendremos que recurrir, desesperados, a Superman para que combata sus engaños como buen periodista que también era?

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