La ocurrencia del otoño en las redes sociales es el lock in, encerrarse en uno mismo, un nuevo challenge que consiste en “focalizarse” en “mejorar” en lo que queda hasta fin de año, para emerger como una persona nueva en el 2026. Unos lo interpretan físicamente, con retos de gimnasio o adelgazamiento, otros, con listas de objetivos en lo personal, lo laboral, las relaciones amistosas y amorosas. No es solo cosa de jóvenes, se apunta gente de toda edad. Podría considerarse una nueva vuelta a la autoayuda de siempre.
Tampoco es extraño que el self improvement y cuantas formas se le quieran dar proliferen en esta sociedad ansiosa y precaria económica y psicológicamente, que salió de la pandemia sorprendida y concienciada de su vulnerabilidad, pero sin saber cómo afrontarla. Está claro que hay mucho que mejorar.
La Encuesta de Hábitos y Salud que la Diputación de Barcelona hace desde el 2015 a los alumnos de 4.º de ESO (15 años) de la provincia (40.000 alumnos de cien municipios), por ejemplo, ofrece un esquemático pero preocupante retrato de los adolescentes de hoy. Su salud emocional es peor que entre los de hace diez años: la mitad, el 51,7% dice tener un estado de ánimo positivo, pero en el 2015 lo afirmaba un 69%. Sobre todo las chicas declaran sentir mayor soledad (el 21%, el doble que los chicos), autolesionarse más (el 25%) y el 32% (19% entre los chicos) ha tenido alguna vez pensamientos suicidas. El 13,4% de ellas toma tranquilizantes (sin receta).
La salud emocional de los quinceañeros barceloneses es peor que diez años atrás
Se dice que los jóvenes practican hoy menos sexo y, aunque solo son quinceañeros, esta encuesta apunta que en diez años han disminuido las relaciones con penetración (del 25,7% al 17,6% entre las chicas y del 22,7% al 16,5% entre ellos), aunque se mantienen las conductas sexuales de riesgo. Además, ha emergido la pornografía como problema –otros estudios apuntan lo violenta que es–: el 69,3% de alumnos la ha consumido, el 18% ¡antes de los 10 años! (de ellas, la ha visto el 27,6%). Y otro gran agujero negro: el 29% de las chicas dice haber sufrido acoso sexual físico, diez puntos más que en el 2015.
Los hábitos de sueño o alimentarios no han mejorado en esta década, aunque sí la práctica deportiva fuera del entorno educativo (el 62% de chicas y 81% de chicos hacen ejercicio). Otro dato positivo es que fuman menos tabaco y marihuana (aunque vapean) y que el consumo de alcohol ha caído unos 15 puntos desde el 2015, pese a que los que beben mantienen las grandes borracheras. No creo que esto se arregle con el lock in ni usando ninguna IA como psicólogo. Hay argumentos suficientes para aplicar políticas más consistentes.
