Uno de cada cuatro menores ya está enganchado a la pornografía violenta

Sin control en la red

El 58% de las escenas que ve incluyen estrangulamientos y el 44% sexo con la pareja dormida

PRODUCTION - 14 April 2025, Hamburg: ILLUSTRATION - A young man looks at a porn website on a smartphone (staged scene). More and more women and girls are becoming victims of deepfake porn. Photo: Marcus Brandt/dpa (Photo by Marcus Brandt/picture alliance via Getty Images)

El fácil acceso a la pornografía permite que los menores accedan sin control al porno más duro

picture alliance / Getty

Como ocurre en la industria del tabaco y sus productos relacionados, la industria del porno no cesa de buscar nuevos clientes que sigan llenando sus fabulosas cuentas de resultados. Y esos nuevos clientes siempre son los menores, la población a la que supuestamente más debe la sociedad proteger por su vulnerabilidad. Pero no ocurre así. La edad media de inicio en la pornografía se sitúa, según diversos estudios, en los 12-13 años, aunque cada vez son más lo niños de entre 8 y 10 que llegan a estas páginas online. El 60% de ellos se “tropieza de manera casual” con el porno. Y entre el 20 y el 25% de los que no han cumplido los 18 años ya están “enganchados”. A esto hay que sumar que la brecha de género en la visualización de estas páginas se está reduciendo: el 50% de las chicas acude al porno.

Estos son algunos de los datos que ha puesto encima de la mesa la ministra de Igualdad, Ana Redondo, durante la presentación de la nueva campaña de concienciación de “Porno, por no hablar”, que tiene como objetivo sensibilizar a la población en general sobre el problema del consumo de pornografía en la adolescencia y que promociona una educación sexual positiva.

La edad media de acceso al porno es 12-13 años, aunque niños de 8 y 10 años acceden de manera casual

Redondo ha puesto el énfasis en que en la adolescencia se producen muchos cambios a nivel psicológico, social e identitario que, según los expertos, el alto consumo de pornografía es perjudicial para el desarrollo de su sexualidad, sus relaciones de pareja y la construcción de su identidad. “La pornografía que se está distribuyendo en internet es una pornografía violenta, machista, que deshumaniza en general a las mujeres, que las trata como si fueran meros objetos de consumo sexual, que no está pensando más que en la utilización de la violencia y de la imposición sobre una parte importante de la población a la hora de establecer las relaciones sexuales”, señala.

Y es cierto, la pornografía a la que acceden los chavales es violenta. El último informe de la Children’s Commissioner for England, una entidad del gobierno de Reino Unido que busca promover y proteger los derechos de los niños en Inglaterra, titulado Sex is kind of broken now , (El sexo está algo roto ahora) desvela el tipo de material al que acceden los menores, explican desde Dale una vuelta, plataforma online de asociación Stop Porn Start Sex.

Según el informe británico, gran parte de la pornografía encontrada por los menores de edad en internet incluye violencia o degradación: 58% escenas de estrangulamiento; el 44% sexo con una persona inconsciente o mientras dormía y el 36% actos no consensuados, con resistencia explícita, o violaciones.

Este tipo de contenidos no solo distorsiona la idea de lo que es el sexo, sino que además normaliza la violencia como parte de las relaciones íntimas, señalan desde Dale una Vuelta.

Además, “el informe revela un vínculo directo entre la exposición a la pornografía y creencias problemáticas sobre el consentimiento. Muchos jóvenes que consumieron pornografía creen que ‘las chicas pueden decir que no al principio, pero luego se les puede convencer’, un pensamiento que perpetúa dinámicas peligrosas y de desigualdad en las relaciones”, señalan.

En la misma línea se manifiesta la ministra Redondo para quien es preciso tomar medidas contra este acceso sin control, algo que cree que se acabará con la norma que ya prepara el Congreso (está en fase de enmiendas) y la Unión Europea. Unas normas que llegarán tarde para muchos.

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