Salvador Illa, presidente de la Generalitat, presentó el pasado mes de mayo el Pla de Barris i Viles 2025-2029, acompañado por medio centenar de alcaldes. Dicho plan, al que la Generalitat aportará mil millones de euros, a razón de 200 anuales, y que espera contar con otros 600 millones procedentes de los ayuntamientos, tiene por objeto mejorar la cohesión social y fomentar la regeneración urbana y ambiental en los barrios degradados y de mayor vulnerabilidad.
Está previsto llevarlo a cabo mediante actuaciones en municipios de diversa escala, destinadas a atenuar déficits en ámbitos diversos y ya apuntados, que van desde el espacio público y determinados equipamientos hasta la transición ecológica, siempre con el propósito de reducir desigualdades. El presidente Illa está convencido de que este tipo de actuaciones son básicas para dignificar la calidad de vida en los barrios, fortalecer la sociedad y cerrar el paso a las propuestas excluyentes que lanza la ultraderecha.
Este plan entronca con el lanzado en su día por el Govern tripartito que encabezó Pasqual Maragall, y continuado después por el ejecutivo de José Montilla, hasta que la crisis propició recortes y su progresiva desatención, siendo la de 2010 la última edición hasta la fecha. Entonces, se invirtieron alrededor de 1.900 millones en 140 municipios gracias a dicho plan insignia de las políticas maragallistas. Illa, que anunció su intención de acometer un plan semejante pocos días después de tomar posesión, en agosto del año pasado, marca pues distancias en este terreno respecto a las administraciones de cuño independentista que le precedieron, y que no priorizaron medidas semejantes durante la etapa del procés .
El president recupera el programa de ayudas a barriadas degradadas que puso en marcha Maragall
Ayer, transcurrido ya el mes habilitado para presentar solicitudes, se conoció el número de municipios y proyectos que se han interesado por los recursos del Pla de Barris i Viles de la presidencia de Illa. En total, han sido 83 los ayuntamientos que las han presentado para el primero de los cinco ejercicios, lo que constituye una cifra importante, ilustrativa de las muchas carencias que los munícipes advierten en los territorios por ellos administrados. Corresponde ahora a la Generalitat, concretamente al departamento de Territori, Habitatge i Transició Ecològica, decidir antes de que termine el año en curso cuales serán los veinte proyectos prioritarios y establecer un calendario de ejecución. En cualquier caso, y dada la dimensión del paquete de demandas, pues en realidad, la demanda de ayuda cuadruplica la oferta disponible, puede afirmarse ya que la propuesta de la Generalitat ha sido bienvenida, en tanto que ocasión adecuada para realizar las mejoras más urgentes. De hecho, son muchos los consistorios, incluyéndose en la lista el de Barcelona, que en fechas recientes han ido presentando sus iniciativas para beneficiarse de los recursos del plan, hasta llegar a los mencionados 83.
Luchar contra la desigualdad y en pro de la cohesión de nuestra colectividad es una decisión cargada de futuro. Las desigualdades sociales y territoriales son, por desgracia, un hecho en Catalunya. Y es obvio que las sociedades sometidas a intensos desequilibrios internos difícilmente logran progresar de modo armonioso.
Sería quizás ingenuo pensar que se pueden alcanzar rápidamente unos objetivos satisfactorios. Pero es obligado trabajar para que el conjunto de la sociedad vaya acercándose a ellos. Y el Pla de Barris i Viles para los próximos cinco años parece una herramienta más que apropiada. Muy probablemente, como apuntamos, no será suficiente. Pero sin duda rendirá frutos apreciables.
Las demandas formuladas por 83 municipios cuadruplican la oferta disponible
Añadiremos que su éxito depende, además, de una dotación económica vinculada a la aprobación de las cuentas de la Generalitat y de un seguimiento que permita controlar en tiempo y forma sus efectos. Algunas obras públicas que pueden beneficiarse directamente de los recursos del plan serán, a su término, perfectamente tangibles y acabarán evidenciando la pertinencia del gasto realizado en ellas. Otras obras, por ejemplo las directamente relativas a la cohesión social, pueden ser de más largo desarrollo y, por tanto, de más difícil visualización. Y, sin embargo, deben controlarse también con atención y, si fuera menester, corregir el rumbo, siempre con el objetivo de conseguir que la importante inversión que se les dedica alcance la máxima productividad colectiva posible. No en balde, ese es el objetivo central del esfuerzo inversor que sostiene el Pla de Barris i Viles.