Y ahora, el caballero blanco

Y ahora, el caballero blanco
Director de La Vanguardia

Hay tantas ganas en algunos cenáculos de Madrid por ver la salida de Pedro Sánchez del Gobierno que a cualquier teoría conspirativa por disparatada que pueda parecer se le da la mayor verosimilitud. La última idea que corre de boca en boca es la llamada moción de censura instrumental, que permitiría acceder a la presidencia del gobierno a un candidato independiente que tendría la obligación de convocar elecciones de forma inmediata. PP, Vox y Junts sumarían los votos suficientes para presentar esta moción de censura. La operación tiene incluso nombre, caballero blanco, y ya corren posibles candidatos a enfrentarse al dragón Sánchez.

La decisión de Junts de convocar a su dirección este próximo lunes para hacer balance de su relación con el Gobierno y el anuncio de que plantearán una consulta interna a sus bases para saber si ha llegado el momento de romper con el PSOE, han disparado aún más la rumorología. Como Carles Puigdemont es un maestro en sacarle partido mediático a sus siete diputados en el Congreso, tendremos tema para debatir en las próximas semanas. Y, por muy alambicada que pueda parecer la teoría de la moción de censura instrumental, todo vale para marcar la agenda política al Gobierno de Sánchez y, sobre todo, arrancarle los acuerdos pendientes. A saber: traspaso de inmigración, oficialidad del catalán en Europa, publicación de balanzas fiscales, aplicación real de la amnistía, medidas contra la ocupación de viviendas o ejecución de las inversiones en Catalu­nya. Junts se inclina por la decisión de romper con el Gobierno, pero de aquí a que participe en una moción que facilite un gobierno conservador en España, con posible presencia de Vox, hay un trecho que parece difícil de recorrer.

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Y, además, Sánchez no dejará que se consuma la ruptura con Junts así como así. Ayer se sacó de la chistera un acuerdo con Alemania para “abrir un diálogo” para la oficialidad del catalán en la UE. Un pacto que es más simbólico que real, pero es una buena de­mostración de la cintura del líder socialista.
Posiblemente, llega tarde y no es suficiente para Junts. Los amigos de las teorías conspirativas podrán seguir fabulando con la inminente caída de Sánchez.

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