Junts celebrará este lunes un encuentro interno al máximo nivel para debatir sobre el deterioro de las relaciones con el PSOE en las últimas semanas y, en última instancia, valorar, como advirtió este miércoles Míriam Nogueras en el Congreso, si ya es la "hora del cambio". La formación posconvergente ha convocado a la dirección del partido en Perpiñán, en el sur de Francia, en un recinto habitual de trabajo para el partido durante las semanas previas a la campaña electoral, para que pueda asistir su líder, Carles Puigdemont. Sobre la mesa está la posible ruptura con los socialistas, siempre de atrezo en el horizonte en este último año y ahora ya como elemento del decorado.
En el orden del día del encuentro hay dos puntos: El “balance del acuerdo de Bruselas y las acciones a emprender”, por un lado, y un turno abierto de palabras y propuestas, por otro, para que puedan intervenir todos los miembros de la dirección que así lo deseen. Además, se prevé que la reunión se pueda alargar durante toda la jornada, mañana y tarde, puesto que hasta las 17:00 horas no está prevista convocada ninguna comparecencia. Los miembros de la dirección estaban avisados desde hace días sobre la posibilidad de que se celebrara esa reunión de forma presencial al otro lado de la frontera, pero no ha sido hasta este jueves cuando han recibido la convocatoria formal.
Fuentes consultadas de Junts avisan de que la percepción mayoritaria en el seno del partido es de fin de trayecto teniendo en cuenta la falta de resultados del acuerdo con el Ejecutivo de Pedro Sánchez. “Es evidente que lo de cobrar por avanzado no ha funcionado”. Esa es la valoración que hace un dirigente de peso en JxCat que cree que lo mejor es romper con el PSOE. “La mayoría está por la ruptura”, añade, resumiendo el sentir dentro de la formación, si bien aún no se ha tomado una decisión firme al respecto y hay que analizar también qué implica y qué significa ese escenario. Esto es, en qué se traduce y cómo se materializa.
El vicepresidente del partido, Antoni Castellà, y uno de los hombres de la máxima confianza de Puigdemont, lanzó un globo sonda la semana pasada al hablar de moción de censura con candidato instrumental para convocar elecciones, dejando claro en todo momento que Alberto Núñez Feijóo no podría serlo en ningún caso porque él aspira a ocupar la Moncloa. Con todo, matizó de inmediato que su partido no está en ese escenario todavía y que solo era una hipótesis de futuro. Otra posibilidad sería retirar el apoyo a todas las iniciativas del Gobierno, como ya viene haciendo la formación en estas últimas semanas, si bien eso conlleva un problema y es difícil mantener el bloqueo si las iniciativas, por su contenido, convencen a JxCat o son positivas para Catalunya.
El 9 de noviembre se cumplen dos años del llamado acuerdo de Bruselas, que desde entonces, ha estado siempre en boca de Junts. Con el pacto, la satisfacción de los posconvergentes era mayúscula, pero lo del cumplimiento es harina de otro costal. “Ni catalán en Europa, ni amnistía, ni concierto económico... ni siquiera cosas más pequeñas de gestión de la autonomía”, lamenta un dirigente de la formación consultado.
Así pues, lo que irrita a los posconvergentes es ver que sus acuerdos con el PSOE, de los que acusa desgaste, no tienen ningún fruto. Eso vale para asuntos como la oficialidad del catalán en Europa, la falta de inversiones en Catalunya y la baja ejecución presupuestaria, la no aplicación de la amnistía a algunos dirigentes, entre ellos Puigdemont, y también para cuestiones menos mediáticas relativas al autogobierno y al día a día, como se vio en una resolución que el partido llevó a votación en el último debate de política general con toda una lista de incumplimientos de lo pactado en Suiza con los socialistas. También figura en el montón de los reproches el hecho de que leyes que reclama la formación para combatir problemas como la multirreincidencia o las ocupaciones están varadas en las Cortes Generales.
Con todos estos elementos, el mantra del partido en este último año ha sido el mismo: Lo que se acuerda en Suiza no se aplica luego aquí y eso no puede seguir así, tanto es así que se llegó a registrar una resolución parlamentaria que invitaba al presidente del Gobierno a someterse a una cuestión de confianza, una maniobra sin consecuencias legales pero con alto simbolismo político. Con todo, tras un acuerdo para la delegación de las competencias de inmigración a la Generalitat que Podemos mandó a la papelera con su oposición en la Cámara baja, la proposición no de ley se retiró.
Así pues, toda esta circunstancia no es nueva, puesto que JxCat ya venía advirtiendo de la gravedad de la situación y Puigdemont situó el escenario de una eventual ruptura en estos meses, sin dar más detalles. “En otoño pasarán cosas que no han pasado hasta ahora”, dijo en agosto. Este miércoles esas palabras cobraron sentido después de la intervención de su portavoz, que resonó con fuerza en el Congreso, ante la posibilidad de que esta vez sí, el partido esté dispuesto a finiquitar la legislatura.
Nogueras enumeró todos los reproches acumulados. Acusó al Gobierno de “perseguir” a los trabajadores autónomos y de “ahogarles” a impuestos; de no construir vivienda pública en Catalunya y de bloquear las leyes propuestas por Junts contra las ocupaciones de pisos y contra los delincuentes multirreincidentes. Le afeó que “se envolviera en la bandera de Palestina” para tapar las acusaciones de “corrupción” y le advirtió que la gente “está hasta las narices de todo”. Por eso concluyó con un aviso contundente a partir de un juego de palabras: “Habría que hablar menos de cambios de horario, y empezar a hablar de la hora del cambio”.
