Vidas paralelas: Carles y Vini

Alejandro Magno y César, Napoleón y el duque de Wellington... ¿Carles Puigdemont y Vinícius Jr., vidas paralelas? Las últimas 24 horas del panorama patrio permiten conectar dos figuras antagónicas, pero unidas por un impulso muy humano: la necesidad de llamar la atención. Como sea...

Hay gente aficionada a los estropicios. Entre hacer las cosas como todo el mundo y causar un estropicio, su naturaleza les lleva a lo segundo, caso de Zipi y Zape, Laurel y Hardy y el excandidato a Balón de Oro y el expresidente de la Generalitat, siempre enrabietados, uno porque no le pasan la pelota o porque le sustituyen y otro porque Catalunya sigue adelante pero su reloj se detuvo allá por el 2017 (bastaba escucharle ayer del 1-O).

El presidente de Junts, Carles Puigdemont, durante una rueda de prensa, en el espacio Les 5 Éléments, a 27 de octubre de 2025, en Perpignan (Francia). La ejecutiva de Junts, con Puigdemont al frente, ha acordado por unanimidad romper con el PSOE. La decisión deberá ser ratificada por la militancia en consulta interna este miércoles y jueves. Antes, la formación celebrará este martes un Consell Nacional en Barcelona para abordar la decisión acordada.

 

Glòria Sánchez / EP

El clásico y el show de Junts en Perpiñán certifican el engorro del espectador, cada vez más fatigado por el afán de protagonismo de dos estrellas instaladas en el berrinche. No entienden que a uno se le está pasando el arroz sobre el césped y el otro es un jarrón chino de esos que ni sus compradores saben dónde colocar, ahora que los televisores son planos y no permiten exponer la torre de Pisa, la Moreneta o una flamenca.

Yo ya entiendo su drama. Media España escogió a Vinícius como símbolo de la lucha contra el racismo en el deporte y media Catalunya confió en un periodista para guiar al pueblo elegido a la independencia sin más luces que la improvisación, una de las pocas virtudes de nuestro oficio.

Vinícius y Puigdemont gustan del estropicio pero no entienden por qué ya nadie los aclama

Las masas reclamaban el Balón de Oro para Vinícius, las masas viajaron a Waterloo para dar aliento eterno a Puigdemont –¡ya podían haberle dado un chalet en la Costa Brava!– y ahora los han abandonado, sin que ellos puedan entender las causas.

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Dos egos sin juguete y una súplica: que les den algo con tal de que no sigan dando la nota.

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