Elogio de la cordura

futuros imperfectos

Elogio de la cordura
Consejero editorial

Si usted pregunta por la revolución de los moderados en la IA de Google, esta le responderá que no se trata de un evento o un movimiento, sino de un concepto popularizado hace una década por La Vanguardia, a través de artículos de opinión, en contraste con la revolución frenética que busca “romper los platos”. Y el buscador concluye afirmando que el diario aboga por la paciencia y la reflexión para resolver conflictos, en contraposición a las soluciones radicales que pretenden crear el caos. Algunos pensarán que el diario no ha tenido mucho éxito en la pretensión de un mundo ordenado, en el que prevalgan el diálogo, la negociación y el pacto, pues los bárbaros imponen el populismo mediante el miedo y las mentiras. Pero aún hay esperanza.

Las demóctratas Mikie Sherrill y Abigail Spanberger, las grandes triunfadoras del martes electoral en EE.UU.

Mikie Sherrill y Abigail Spanberger 

AP/ Michael Nagle | AFP/Win Mcnamee

Ningún mal dura mil años y empiezan a verse los brotes verdes de la moderación: en Virginia y Nueva Jersey, feudos republicanos, acaban de ganar las elecciones dos mujeres demócratas, Abigail Spanberger y Mikie Sherrill, que prometen más esfuerzo que milagros, más trabajo que soluciones. Las han votado sin necesidad de mensajes mesiánicos, ni apocalípticos, como ha escrito Xavier Mas de Xaxàs en el diario. 

La moderación de dos mujeres se impone en Virginia y Nueva Jersey en el país de Trump

La democracia está sobreviviendo a las amenazas, a las bravuconadas y a los desatinos. John Lennon cantaba que había que dar una oportunidad a la paz y podríamos añadir que hay que dar otra al pragmatismo. Resulta incluso emocionante ver cómo las dos gobernadoras del Partido Demócrata han sugerido a los republicanos trabajar juntos para hacer leyes que mejoren cuestiones como la vivienda, la sanidad o la inflación. La moderación vive arriba.

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Antoni Puigverd escribía hace unos años que estamos en tiempos de tensión y para rebajarla, nada mejor que la medicina de la moderación. Moderación no para aguar las reivindicaciones, sino para reconducirlas. La moderación no es proponer alternativas que ni son carne ni pescado. No es ver quién posee el misil más grande, quién tiene la cara más dura o quién grita más fuerte. Es intentar usar la palabra como arma y la reflexión como estrategia. Spanberger y Sherrill son la voz tranquila de un país de estridencias. Una buena noticia entre tanto ruido.

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