Algo habrán oído: la cantautora catalana Rosalía ha lanzado disco. Si esto fuera la enésima crítica, probabablemente se uniría al aplauso casi unánime que ha recibido. Sin estridencias ni desmesuras, porque cada uno tiene sus gustos, pero sin dudas: el álbum es un ejercicio de creatividad impactante. Pero basta, que no lo es, una crítica.
Aquí y ahora, se trata de evaluar un impacto en redes sociales superlativo, desmedido, abrumador. Ha sido en este terreno digital, el natural de las nuevas promociones de la industria musical global, donde Lux ha deslumbrado hasta la ceguera más absoluta. Porque sí, una vez deslizada mi opinión en línea con la masa, lo confieso, y me disculpo por ello: estoy saturado. ¡Que alguien apage la lux!
Rosalía durante su actuación en la gala de LOS40 Music Awards 2025 del pasado viernes
Vayamos a cifras: desde el miércoles, momento en el que, debido a un (no tan) fatal error, se filtran los 18 cortes del álbum, el ascenso de la conversación en torno a la de Sant Esteve Sesrovires ha sido vertiginoso. Entre el viernes, fecha oficial del lanzamiento, y el sábado, todo explosionó: más de 200.000 tuits se acumulaban en X hablando de Rosalía, su disco, sus decisiones, su genialidad, su vida, sus noviazgos y el propio hecho de la promoción, en un círculo sin fin que se iba retroalimentando —y al que, oh paradoja, se une este mismo texto—.
En pocas horas, las loas coparon el espacio vital de X, pero tampoco los más escépticos se quisieron perder la fiesta. Todos queremos dar nuestra opinión y que nos escuchen en este océano de charla infinita que es la red. Pero volvamos a las laudes. Aquí, el recurso de la hipérbole se llevó el gato al agua. “Del disco de Rosalía no voy a decir nada porque no puedo decir nada, porque siento que no tengo palabras ni vocabulario en mi lengua materna o foránea, para hacerle un poco de justicia”, señalaba @LarraLFC. “La voz de Rosalía debería ser considerada la octava maravilla del mundo”, añadía @JuanLaMattina.
Ya hemos agotado todos los posibles análisis musicales del disco y sus lecturas políticas o sociales en pocos días
El fandom incluso se dejó imbuir por el mensaje sacro del álbum y manifestó auténtica devoción a la católica manera. “A mi santa Rosalía le rezo”, indicaba @rosaliarepa, adjuntando un intento de estampita de la cantante con aureola en forma de disco de platino. La misma cuenta, que es una cuenta fan, también difundía una imagen de un grupo de chicas de rodillas, rezando literalmente ante el disco rodeado de velas, en un santuario que parecía algo improvisado. Suma y sigue al masivo aparato promocional que funcionaba a toda máquina, fuera de forma altruista o no.
Otra cosa es que ya hemos agotado todos los análisis en pocos días. Todavía habrá quién se atreva a escribir más de Lux, dejando un tiempo de reposo a la escucha y la recepción, pero es posible que le deprima saber que quizás algún hilo de X ya habrá mencionado algo de aquel detalle que solo él creía haber descubierto. Desfilaron, pues, equiparaciones con imaginario estético barroco o vistas al pasado de la música clásica, comparaciones con todo tipo de artistas, desde Mozart hasta Kanye West, contrarréplicas aterrizando las canciones de Lux en un terreno más pop, lecturas políticas y/o sociales de lo que representa un disco así, y mucha adjetivación ampulosa y retórica. “Lux vislumbra un prisma más progresivo de Rosalía en tanto que orfebre; trasciende la confección de parajes sónicos efímeros y concretos y se aboca hacia el consecuencialismo de la grandiosidad”, se ha podido leer estos días.
En el lado contrario, el chismorreo, claro. Los mismos sesudos análisis se abocaron a intentar desgranar la letra de La Perla, la canción en la que Rosalía, presuntamente, le hace un vestido a medida a Rauw Alejandro. “Es el rata de dos patas de nuestra generación”, subrayaba @AngelaHenche, recordando la célebre Paquita la del Barrio. La catalana se une así a Taylor Swift o a Shakira en aquello de humillar al ex, y aporta otro tema de conversación en la red más mundano pero también apasionado. Partidarios de ella o de él se enzarzaron un buen rato.
Y, finalmente, Catalunya. No fue la conversación global pero en esta tierra, el tema se centró en la Escolania de Montserrat y el hecho de que cantara en castellano en el tema que cierra el disco, Magnolias. Para muchos, el símbolo nacional, manchado. Para otros, una exageración. Quizás sea que todo alrededor de Rosalía haya sido una bendita exageración.

