En la era de las fake news, el día internacional del mentiroso no existe. Es un extraño vacío en un calendario plagado de celebraciones oficiales e iniciativas privadas. La ONU establece 189 días internacionales, pero las conmemoraciones “raras” se disparan hasta 1.098 a propuesta de organizaciones o entidades. A instancias de las Naciones Unidas se celebran este mes el día del retrete, de la filosofía, de la televisión o de los gemelos unidos. Hoy es el día del soltero, así que a nadie le sorprendería un día más que oficial de la mentira.
Sin oficialidad, pero con muchos seguidores, aparece en mi lista de tendencias el término mentiroso y al abrir la puerta el elenco de artistas invitados es de lo más variado: Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo, Carlos Mazón, Miguel Ángel Rodríguez, Vito Quiles, Javier Milei, Gustavo Petro y hasta el cantante Víctor Manuel. En un video de TikTok, Feijóo llama mentiroso al presidente del Gobierno 18 veces en un minuto…
El día del mentiroso es cada día en las redes y el de las buenas intenciones fuera de ellas para luchar contra las patrañas analógicas y digitales. Una batalla que parece perdida cuando referentes históricos de la independencia periodística como la BBC acaban sucumbiendo a las malas artes y alimentando el relato de los creadores de los hechos alternativos como la Administración Trump.
La cadena británica vive una de sus peores crisis por la dimisión de su director general, Tim Davie, y de la directora ejecutiva de informativos, Deborah Turness. El origen de la crisis es un episodio del programa Panorama bajo el título Trump: ¿Una segunda oportunidad?, en el que se manipularon las declaraciones del presidente de Estados Unidos para dar a entender que Trump incitó directamente el asalto al Capitolio del 6 de enero del 2021.
La disculpa de la BBC no será suficiente para restaurar la confianza del público y ha allanado el terreno para los ataques de adalides caseros del insulto como Boris Johnson. En el historial del excéntrico primer ministro británico están las fiestas en Downing Street mientras la pandemia hacía estragos en el Reino Unido, el haber ganado un concurso de poesía en Spectator llamando “gran masturbador” a Erdogan, retratar a Hillary Clinton en The Daily Telegraph como una “enfermera sádica” o comparar a Vladímir Putin con Doddy, el elfo de las novelas de Harry Potter. Y aun así, la semana pasada se ofendió con la “manipulación” de la BBC y anunció que no pagaría la tasa televisiva británica si no había dimisiones.
La mejor manera de batallar la manipulación de la BBC es oponerle otra. Así, sorprende cómo Liz Truss, la primera ministra más breve del Reino Unido -44 días en el cargo-, que cayó por las turbulencias políticas y económicas de su mala gestión, reaparece en X al más puro estilo Trump. El mal hacer de los responsables de la BBC deriva ahora en una propuesta de aniquilación de los estandartes de la independencia. “No existen las instituciones imparciales, todas han sido capturadas: BBC, Bank of England, el Civil Service… (...) No es posible restablecer la imparcialidad una vez perdida. El genio no puede volver a entrar en la lámpara. Para lograr un cambio real, hay que acabar con el statu quo. Si un organismo no es necesario, por ejemplo, la BBC, debería ser anulado. Y si es necesario, por ejemplo, el Bank of England, los ministros deberían asumir la responsabilidad directa y poder echar a la gente. Basta ya de la tontería de 'no puedo interferir, es independiente'”.
En la BBC llueve sobre mojado y el Gobierno tiene que renovar su licencia en el 2027. Los errores del sistema alimentan las teorías de la conspiración y las expectativas de voto de la ultraderecha. En la competencia en ese flanco político, hasta Nigel Farage parece más centrado que los últimos premiers tories al hablar de la BBC. Es la eterna batalla entre el original y la copia.
El bipartidismo ha tocado a su fin también en el Reino Unido y toda la UE. La última encuesta sitúa al Labour, el partido del actual primer ministro, Keir Starmer, en cuarto lugar, empatados con los tories, por detrás de Farage, los liberales y los verdes. Escribe Rafael Ramos que “cuando se promete que los Reyes Magos van a traer muchos regalos, es difícil explicar que vengan y se lleven algunos de los que ya tienes”. Las mentiras son gratuitas, nadie las suelta con tanta gracia como el que se las cree y se repiten cada día, variadas, e hirientes con la democracia…