El término cojonudo es un adjetivo vulgar que el diccionario reconoce como sinónimo de estupendo, magnífico o excelente. No hace falta ser un experto en etimología para reconocer que su origen procede de una voz coloquial referida a los testículos masculinos. Su uso se remonta a la edad media e inicialmente significaba valiente, aunque con el tiempo pasó a calificar algo muy bueno.
Se da la circunstancia de que en una cena fría ofrecida a los Reyes por los alcaldes de la Ribera de Navarra en la Ciudadela de Pamplona, en los años ochenta, Juan Carlos comentó que los espárragos estaban cojonudos. Al darse cuenta de la cara de sorpresa de su esposa, Sofía, se apresuró a añadir: “Con perdón de la reina”. A raíz de ello, las Conservas Artesanas El Navarrico envasa unos espárragos extragruesos, pelados a mano, con la marca Cojonudos.
No se entiende cómo Mazón despachó la alerta de la dana con un “cojonudo” en un watsap
Hasta aquí, un recorrido histórico por el término. Lo que resulta una novedad, y sobre todo un disparate, es que Carlos Mazón, siendo presidente de la Generalitat Valenciana, se desentendiera de los avisos de la entonces consellera de Emergencias, Salomé Pradas, acerca del peligro inminente que se cernía en el barranco del Poyo por las intensas lluvias, a eso de las 13.30, y respondiera con un watsap unos minutos después: “Cojonudo”. ¿Qué es lo que la parecía cojonudo a Mazón? ¿Dónde tenía la cabeza este hombre? A su jefe de gabinete, Juan Manuel Cuenca, también le debió de parecer cojonudo no hacer nada tres horas más tarde, cuando la situación era ya extremadamente grave en Utiel y había un primer fallecido, pues le remachó a Pradas: “De confinar nada”.
José Mourinho, que es otro personaje pagado de sí mismo, dijo en una ocasión: “Dios tiene que pensar que soy un tío cojonudo, si no, no me daría tanto”. La gente, a menudo, no tiene conciencia de sus limitaciones, ni de sus capacidades. Mazón puede que piense que es un tipo cojonudo al que ha abandonado injustamente la providencia o la suerte. Pero su actuación en la crisis de la dana fue propia de un irresponsable, que incomprensiblemente sigue de diputado. Ojalá la justicia sea cojonuda cuando dicte sentencias por lo ocurrido hace un año en Valencia.
