Adiós, América, adiós

Adiós, América, adiós
Senior Editor

Frente a las declaraciones desfavorables hacia Europa por parte del gobierno de Donald Trump, los líderes más importantes de la UE se habían dividido en dos posturas: aquellos que abogaban por una táctica cautelosa de priorizar la relación transatlántica y quienes creían que era el momento de liberarse y dejar atrás la dependencia de Estados Unidos. La reciente divulgación de la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos ha sido un golpe para quienes favorecían una política de acercamiento y halagos hacia Trump, y una validación de sus recelos para los partidarios de una UE autónoma, quienes consideran que ha llegado el instante de que la UE se emancipe de Estados Unidos.

Los seguidores de Trump que redactaron el documento dejan patente que el enemigo de América no es ni China ni Rusia, sino la Europa antigua y en declive que sanciona a sus compañías, que restringe la libertad de expresión y que acoge cada vez a más inmigrantes que ponen en peligro al mundo civilizado. Lo más destacable de Trump es su franqueza y su actuar sin tapujos para expresar sus ideas, lo que deja sin argumentos a los ingenuos que todavía confían en la bondad del vínculo transatlántico. Y, por si fuera poco, el documento sostiene que únicamente los partidos de extrema derecha pueden rescatar a Europa de la “aniquilación civilizatoria”.

U.S. President Donald Trump points his finger as he speaks to reporters aboard Air Force One during travel to Pennsylvania from Joint Base Andrews, Maryland, U.S. December 9, 2025. REUTERS/Jonathan Ernst

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en una imagen reciente

Jonathan Ernst / Reuters

En este contexto, el desafío para la UE reside en cómo abordar esta amenaza que se cierne sobre su porvenir. Hace ya tiempo que se observa cómo Europa se aproxima al precipicio,
los políticos presentan argumentos y propuestas para impedir el declive –según informes de Letta y Draghi–, pero no se toman medidas drásticas para modificar el rumbo. La gestión actual de la UE permanece estancada y sería necesario un incremento considerable del presupuesto de la comunidad, junto con reformas estructurales importantes –como eliminar la unanimidad en el proceso de toma de decisiones o avanzar hacia una cesión de soberanía por parte de los estados– para lograr una política más eficaz. Europa no desea separarse de Estados Unidos. Son EE.UU. Quienes nos están apartando. Por consiguiente: adiós, América, adiós.

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