No es de recibo el aparente temor suscitado en la sociedad española por la aplicación de los aranceles de Trump. España conoció la política arancelaria ya en tiempos de Cánovas y posteriores para proteger el trigo, la siderurgia y el textil catalán (arancel Cambó). Los muchos problemas que tiene Europa no se deben a Trump ni a sus aranceles. Bruselas está llena de lobbies que parasitan la UE, junto a la falta de autonomía de las naciones Estado, además del colapso burocrático e hiperregulador, que son connaturales a nuestro continente. Esta realidad asfixia la posibilidad de tener una economía ágil y competitiva. Europa está mirando hacia dentro, se ha hecho endógama de despachos y trabas. Debemos rectificar y eliminar los obstáculos que atenazan el agro, la ganadería y la pesca del Viejo Continente.
Roberto Bermejo Cuadra
Barcelona