Las botellas de agua de plástico son fuentes importantes de microplásticos (polietileno en particular). Un estudio publicado en Environmental Science & Technology demostró que bebiendo agua en botellas de plástico se ingieren 90.000 partículas más de microplásticos al año, frente a las 4.000 que se ingieren con agua del grifo. Según el investigador Perry Wilson, “somos lo que comemos y lo que bebemos; y cada vez comemos y bebemos más plástico”.
Está en nuestras botellas, contenedores de comida, bolsas de compra, champú... Se han encontrado microplásticos y nanoplásticos en el cerebro, los pulmones, la placenta y placas ricas en lípidos.
Los niveles aumentaron del 2016 al 2024. El plástico pasa la barrera hematoencefálica y se fija en el cerebro; hay más plástico cuanta más edad. Un subconjunto de los individuos estudiados vivía con demencia en el momento de la muerte y en sus cerebros se halló polietileno (de 20.000 a 50.000 microgramos por gramo).
Conciudadanos, volvamos a usar botellas y biberones de cristal y embalaje de cartón, y hagamos proselitismo de este concepto. Y les preguntaría: ¿qué gobernante actual tiene exceso de nanoplásticos en el cerebro?
Ramón Tormo Carnicé
Suscriptor Barcelona