A una se le rompe el corazón leyendo informaciones como esta: “El asedio de Israel está acabando con los comedores colectivos, último recurso para la población” en Gaza. Duele el alma viendo la fotografía de un padre que, tras perder a tres de sus hijos, saca fuerzas de flaqueza para calmar al desconsolado hijo superviviente (Internacional, 2/V/2025). Cuesta entender que a diario se causen horrores de tal magnitud, acciones tan opuestas a lo que propugna la cita atribuida a José Echegaray: “No hay sobre la tierra placer que iguale al placer de labrar la dicha ajena”.
M. Rosa Biota Lacasta
Barcelona
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