Vivimos en una era de hiperconectividad, en la que sentimos la necesidad constante de compartir todo con el mundo exterior a través de las redes sociales. Muchas madres y padres comparten la maternidad o paternidad como parte de su día a día, y eso, en principio, no debería ser un problema. Pero llega a serlo cuando los menores quedan expuestos, incluso en sus momentos más íntimos. Desde rabietas hasta pañales sucios. ¿Hace falta?
Conocida como sharenting , es la práctica que consiste en exponer a los hijos en redes
sociales sin ningún tipo de control ni reflexión previa. En muchos casos puede ser pura inconsciencia, pero y ¿qué ocurre cuando esos momentos íntimos se monetizan? Quitando lo que debería o no ser legal, no es ético. Estamos vulnerando el derecho a la privacidad de personas que todavía no pueden dar o negar su consentimiento.
Gisela Esteve Fuertes
Sabadell