Corrupción

Cuando Pedro Sánchez, Pablo Casado y Pablo Iglesias llegaron al Parlamento tras la salida del Partido Popular del gobierno y la marcha de Rajoy, vivimos unas semanas de esperanza: parecía que España quería deshacerse de la corrupción. Siete años después, el problema continúa en aumento. Estestatu quose agrava aún más con el todo vale, una tensión política exagerada y un Parlamento donde el insulto y la descalificación del contrario son lo ­habitual.

El enfrentamiento entre Feijoó y Sánchez es idén-
tico al de republicanos y ­demócratas en Estados Unidos. Por lo tanto, y recordando las recientes imágenes de algunas calles de Los Ángeles, vale la pena, por el bien de todos, empezar a reflexionar en serio.

Jordi Querol

Suscriptor Barcelona

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