En un mundo donde los caprichos de unos pocos afectan a todos los ciudadanos, nadie se plantea que esos caprichos los pagamos todos. La moda de tener perros ha llevado a la aberración más evidente. Un ciudadano que tiene casa paga un impuesto. Un ciudadano que tiene coche o moto paga un impuesto. Un ciudadano que tiene un vado paga un impuesto. Esos ciudadanos pagan por un espacio y unos servicios que el Ayuntamiento presta. En el
caso de los perros, se habilitan parques, pipicanes, playas... cuyos gastos de instalación y gestión los pagamos todos mediante nuestros impuestos.
Esta injusticia social y económica debe subsanarse; un ciudadano que no tiene coche, no paga impuesto de circulación. Los perros conllevan muchos gastos, es de sentido común y de justicia que los paguen sus propietarios.
José-Fermín Peña Bueno
Premià de Mar