Escaparate político

Una vez más, los presupuestos participativos del Ayuntamiento de Barcelona evidencian sus carencias. Propuestas absurdas o frívolas superan fases, mientras que iniciativas realmente necesarias, que deberían estar incluidas en el presupuesto ordinario por sentido común y justicia social, ni siquiera avanzan. Es un proceso farragoso, poco transparente y que desvía la atención del verdadero problema: la desresponsabilización institucional en atender las necesidades básicas de la ciudadanía­.

Se vende como un ejercicio de democracia directa, pero en la práctica es más un escaparate político que una herramienta útil para la ciudadanía. Mucho esfuerzo y participación desperdiciada para una sensación final de pérdida de tiempo.

Maria Valverde

Barcelona

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