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“El hombre es la medida de todas las cosas”,
Protágoras (485 - 411 a. C.), nacido en Abdera de Tracia fue el primero y más importante sofista. Se considera que fue discípulo de Demócrito y, según Filóstrato, también se habría relacionado con magos de Persia. Conoció a Pericles y a Sócrates.
El sofista y sus ideas clave
Entendemos por sofista al Maestro de retórica, en la Grecia del siglo V a. C., que enseñaba el arte de analizar los sentidos de las palabras, como medio de educación y de influencia sobre los ciudadanos. Ideas clave de Protágoras:
- Relativismo. Protágoras defendía la idea de que la verdad es relativa y subjetiva.
- “El hombre es la medida de todas las cosas”. Esta es su máxima más célebre, que significa que cada individuo determina el valor de las cosas y que no existe una verdad universal. Tal expresión habla de que la ley (nomos) es una convención y por esto puede ser cambiada según el interés de cada comunidad humana, mencionando que los únicos jueces en los que hay que creer son los hombres por mayoría.
- Agnosticismo sobre los dioses. Afirmaba que no se podía saber con certeza si los dioses existían o no, debido a la falta de pruebas.
El discurso (arte retórico)
El arte retórico es la ciencia del discurso, con técnicas de utilización del lenguaje con finalidad persuasiva o estética, añadida a su finalidad comunicativa.
Despertaba gran emoción entre los jóvenes. Sus discípulos aprendían a precisar el sentido de las palabras y a construir razonamientos en apariencia irrefutables.
El discurso consta de tres partes:
- Inventio (contenido)
- Dispositio (organización de los elementos)
- Elocutio (modo de expresión)
Personificación de la elocuencia, un grabado del siglo XV, probablemente de Ferrara, Italia.
Fue un admirado experto en retórica que recorría el mundo griego cobrando elevadas tarifas por sus conocimientos acerca del correcto uso de las palabras u ortoepía (arte de pronunciar correctamente).
Platón lo acredita como el inventor del papel del sofista profesional o profesor de “virtud” (entendida no como “bondad” sino como conocimiento y habilidad para tener éxito mundano).
Sócrates guardaba gran estima de sus cualidades retóricas y la profundidad de sus predicados a pesar del uso que se podían hacer de ellos.
Estatua de Platón.
Vivió durante largas temporadas en Atenas, donde fue conocido de Sócrates y amigo de Pericles, quien le encargó la Constitución para la nueva colonia de Turios ( golfo de Tarento), que redactó hacia 444 o 443 a. C. Y en donde, por primera vez en la historia, se estableció la educación pública y obligatoria.
También viajó a Sicilia y a otras ciudades de Asia Menor en funciones de maestro de retórica y conducta, y recibió a cambio cantidades notables de dinero, como el resto de los sofistas.
Platón le dedicó uno de sus diálogos, el Protágoras, que aún hoy puede leerse como un cuadro vivo, animado y colorido, aunque con escaso rigor histórico, sobre los distintos tipos de sofistas que habitaban en la mansión de Calias –rico ateniense, una especie de mecenas con intereses comerciales, políticos, artísticos y militares.
En su juventud, Protágoras trabajó como cargador inventando un cojín llamado “tyle” que facilitaba el transporte de la carga. Según Diógenes Laercio, Demócrito quedó tan impresionado con el ingenio que el joven Protágoras manifestó en dicho invento, que decidió adoptarlo como discípulo.
Los razonamientos erísticos
Se considera a Protágoras entre los creadores del arte retórico, y el primero en introducir los razonamientos erísticos (técnicas de discusión que buscan ganar un disputa mediante argumentos engañosos o falaces). También como iniciador de la práctica de recibir honorarios a cambio de enseñanzas, los cuales eran particularmente elevados.
Según Platón, Protágoras habría ganado en su comercio educativo más dinero que todo el reunido por “Fidias y otros diez escultores más.”
Pintura que ilustra la Retórica, una de las siete artes independientes, de Pieter Isaacsz.
Al parecer llevó una vida errante, enseñando durante cuarenta años en las distintas ciudades griegas. Se sabe que visitó Atenas al menos en dos ocasiones, y Platón lo sitúa, ya de avanzada edad, viviendo en Sicilia.
Su relación con los atenienses tuvo dos momentos; uno en que fue bien acogido y mantuvo estrechas relaciones con los círculos de poder de la ciudad, seguido por otro de repudio y condena.
La amistad con Pericles
El primero de los períodos está marcado por su amistad con Pericles, con quien compartía ideales filosóficos y políticos. Eran famosos los largos debates que solían mantener ambos.
Bajo el amparo de Pericles, Protágoras tuvo gran prestigio entre los atenienses, el cual se vio reflejado en el hecho de que le encargaran la redacción de una Constitución para la nueva colonia de Turios, en el año 443 a. C.; texto que estableció, por primera vez, la Educación Pública y Obligatoria.
'Discurso fúnebre por Pericles', pintado por Philipp Foltz.
La filosofía de Protágoras encajaba bien con las ideas del círculo liderado por Pericles, dentro del cual el agnosticismo del sofista no generaba rechazo; pero, una vez muerto Pericles, los nuevos líderes de la ciudad abandonaron su actitud tolerante.
Acusado de impiedad por agnóstico
Los problemas comenzaron para el sofista cuando leyó, en casa de Eurípides (o de Megaclides), su libro Sobre los dioses, en el que confesaba desconocer la existencia o inexistencia de seres divinos. Era agnóstico y por tanto no afirmaba la existencia o inexistencia de dios mientras las pruebas no sean demostrables.
A raíz de ello fue acusado de impiedad por Pitidoro. Algunos dicen que fue condenado al destierro y otros a la muerte. En todo caso, se ordenó que sus obras fueran quemadas, que pudo suceder el 416 a.C. O 411 a.C. Según diversos autores.
Protágoras se embarcó rumbo a Sicilia. A mitad del viaje el barco zozobró y murió ahogado. La mayoría de las fuentes señalan que contaba 90 años.
Busto de Eurípides en mármol. Copia romana de una obra griega, datada ca. 330 a. C.
Obras de Protágoras
Protágoras fue un prolífico escritor. Se conservan valiosos fragmentos y testimonios en los Diálogos de Platón (Protágoras, Crátilo, Eutidemo, Menón, Fedro, La República, Teeteto y Sofista), así como en textos de otros autores como Aristóteles (especialmente en Metafísica IV) y Sexto Empírico.
Hay también resúmenes de su obra y pensamiento en historiadores antiguos como Filóstrato de Atenas.
Diógenes Laercio cita la siguiente lista de sus obras “conservadas”:
- El arte de la erística.
- Sobre la lucha.
- Sobre las matemáticas.
- Sobre el Estado.
- Sobre la ambición.
- Sobre las virtudes.
- Sobre el estado de las cosas en el principio.
- Sobre las malas acciones de los hombres.
- El discurso preceptivo.
- La disputa sobre los honorarios.
- Dos libros de Antilogías.
La lista no incluye tres títulos conocidos a partir de otras fuentes:
- Sobre la verdad.
- Sobre los dioses.
- Sobre el Ser.
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