* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
Desde que inicié mis estudios universitarios para la licenciatura en Ciencias Biológicas, en la Facultad de Ciencias de la Universitat de València, en el Campus de Burjassot, quería hacer difusión del medio ambiente.
Mi interés radicaba en comprender los principios fundamentales que rigen el funcionamiento del universo, desde los procesos biológicos hasta los fenómenos físicos y químicos. Y ya impartía clases sobre el medio ambiente en centros escolares como profesor de Biología y Zoología.
Les dije a los alumnos: “Si vais por el campo o por la montaña y estuviéseis interesados en levantar una piedra para saber qué seres vivos hay debajo, habrá que levantar la piedra con sumo cuidado”. Si es una zona húmeda, podríais ver sapos de diferentes especies como sapos comunes, sapos corredores o sapos parteros, e insectos en proyecto. Les expliqué a los alumnos que después de terminar de ver los seres vivos que habían debajo de la piedra, posteriormente, había que dejar la piedra exactamente en la posición en que se encontraba en un principio, para no dañar a los seres vivos que se encontraban allí.
También les dije que los sapos parteros acarrean con la puesta de los huevos que enganchan en sus patas traseras durante varias semanas. El macho se encarga de cuidar los huevos hasta que están listos para eclosionar, momento en el que se acerca a un punto para depositarlos y permitir que las larvas nazcan y comiencen su desarrollo. Es el cuidado parental.
Sapo partero con los huevos.
También les expliqué que las serpientes son temidas por la gente y si divisan alguna suelen matarlas. No obstante, son esenciales para los ecosistemas debido a la ingente cantidad de micromamíferos (pequeños mamíferos) que consumen, controlando las plagas de roedores. Les expliqué que la serpiente más venenosa existente en la Península Ibérica es la víbora hocicuda, cuyo nombre científico es Vipera lastastei.
Les dije que las víboras son serpientes de tamaño medio, aunque hay ejemplares que pueden llegar a medir a medir hasta 1 metro de longitud desde el extremo del hocico hasta el extremo de la cola. Pero, por lo general, son serpientes de tamaño medio en torno a los 70-75 centímetros de longitud. Se caracterizan por tener la cabeza de forma triangular, la pupila de forma vertical y un diseño en forma de zig-zag que recorre la espina dorsal. Está provista de glándulas venenosas tipo solenoglifas, de elevada peligrosidad. Las víboras habitan en la montaña.
Si avistáis una serpiente por donde vayáis, la regla de oro es clarísima, soslayar el encuentro con el reptil, pero sin privarle de la vida. Les comenté a los alumnos que hay una leyenda que circula por el campo español que dice que si se levanta una piedra y se ven viboreznos (crías de víbora hocicuda), se dice que las crías han engullido a la madre; descartado.
Si avistáis una serpiente por donde vayáis, la regla de oro es evitar el encuentro
Otra serpiente que es menos venenosa es la culebra bastarda llamada científicamente Malpolon monspessulanus. La gran culebra verde. Puede llegar a medir los 2 metros y 40 centímetros. Está provista de glándulas venenosas tipo opistoglifas. Tiene situadas las glándulas venenosas en a zona inferior del maxilar superior. Es decir, para inocular el veneno, tiene que engullir bastante la presa. Esta especie de serpiente está considerada inofensiva. Aunque es la más agresiva de las serpientes españolas, afortunadamente, no es peligrosa.
Otra especie muy nombrada es la culebra de escalera, llamada científicamente Rhinechis scalaris. Esta serpiente es áglifa, lo que significa que es inocua, inofensiva. Se denomina de escalera debido a que cuando es joven presenta un diseño de librea blanca y negra con rayas discontinuas, que literalmente parece una escalera. De ahí, el origen de su denominación común. Posteriormente, conforme va creciendo -gradualmente-, ese diseño se va convirtiendo en dos líneas paralelas de color negruzco con el fondo de color marrón.
El resto de las demás serpientes son inofensivas. No obstante, no se debe de bajar la guardia debido a que, si nos mordiese una serpiente inofensiva, podríamos contraer una posible infección.
Sigamos con nuestro repaso. La mayoría de las aves rapaces diurnas y nocturnas habitan en la montaña. Son excelentes controladoras del equilibrio natural. Por ejemplo, los cernícalos vulgar y primilla son rapaces de pequeño tamaño. Se denominan cernícalos debido a que cuando avistan a un micromamífero se quedan estáticos en el vacío agitando las alas. Y cuando tienen controladas a sus presas se ciernen sobre ellas. Cernícalo común (Falco tinnuculus) quiere decir “halcón sonoro” y describe de manera onomatopeica su vocalización aguda y resonante. También está el cernícalo primilla (Falco naumani).
Las aves rapaces nocturnas y diurnas se alimentan de micromamíferos (pequeños roedores) y de lagomorfos (conejos), como el búho real o Gran Duque (Bubo bubo), que controla las poblaciones de conejos. También cabe destacar a los buitres leonados (Gyps fulvus), los alimoches (Neofron pernopterus) y el Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus).
Todas estas especies son excelentes reguladoras del equilibrio natural. Y están protegidas por la legislación vigente. Su caza, tenencia o captura está penalizada por la ley.
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