El futuro de Vox ante el nuevo Abascal

El escenario político

El líder de la formación ultra está reforzando su perfil internacional, en pleno auge de los populismos

WASHINGTON DC (ESTADOS UNIDOS), 19/01/2025.- El líder de Vox, Santiago Abascal (i), durante su asistencia a la cena 'Hispanic Gala' celebrada anoche en Washington DC (Estados Unidos) con motivo de la toma de posesión de Donald Trump como nuevo presidente de los Estados Unidos. EFE/ Vox SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Santiago Abascal (i), durante su asistencia a la cena Hispanic Gala celebrada el viernes en Washington DC

EFE

Hay un Santiago Abascal que comparte escenario con los primeros espadas de la extrema derecha. El líder de Vox tiene una presencia más bien discreta en el día a día de la política española, pero está reforzando su perfil internacional. Este lunes ha sido invitado a la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y allí coincidirá con otros dirigentes ultras, algunos en el poder como el presidente argentino, Javier Milei, la italiana Giorgia Meloni, o el húngaro Viktor Orbán.

Abascal asiste al Capitolio en su condición de presidente del partido europeo Patriotas, del que forman parte la Agrupación Nacional de Marine Le Pen o La Liga del italiano Matteo Salvini. Lleva desde noviembre en este cargo, que le dará una mayor proyección exterior. Hace un mes, ya tomó la palabra en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), un foro que reúne a los principales dirigentes de la derecha mundial. De allí es su foto con Trump, ambos con el pulgar en alto.

Y si Abascal gana impulso, en pleno auge de la extrema derecha, Vox en cambio no acaba de despegar. Las últimas encuestas apuntan a un ligero crecimiento, pero con un voto estimado que no llega al 13% sigue lejos de las cifras de otras formaciones similares en Europa. Algo no funciona.

Abascal ha sido el líder estatal mejor puntuado por sus votantes, según el barómetro mensual del CIS desde el 23-J

Sobre el papel, el liderazgo de Abascal tiene buenas valoraciones entre su electorado. En el barómetro mensual del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), dependiente del Gobierno, es el líder estatal mejor puntuado por sus votantes (así ha sido en los últimos dieciocho meses, desde las elecciones generales del 23-J) y obtiene también buenos resultados entre los suyos cuando se pregunta por la preferencia como presidente del Gobierno, a pesar de que él no es una opción viable y de su discreto protagonismo en la política estatal. También el mensaje y la estrategia de la extrema derecha española parecen de manual. Pero las urnas se resisten.

“La extrema derecha ha conseguido situarse como primera o segunda fuerza en varios países de Europa y el esquema siempre es el mismo en lo referente al discurso y el líder. Desconozco qué tope de crecimiento puede tener Vox, pero algo está frenando ese ascenso potencial y no creo que sea el discurso, tiene que ser el liderazgo”, asegura Xavier Torrens, profesor de Ciencia Política en la Universitat de Barcelona (UB) y experto en radicalismos.

Del discurso de la extrema derecha, Torrens detalla que se centra en tres temas, que van unidos: rechazo a la inmigración, denuncia de la inseguridad y prioridad a los nacionales. Vox se ciñe a ese esquema, señala, que incluye incidir en que los demás son políticos, pero ellos son antisistema. En cuanto al liderazgo, asegura que acostumbran a tener un líder carismático, con oratoria motivadora, que arrastre voto no solo en elecciones generales sino también en municipales y regionales, ya que a veces esos candidatos secundarios no son conocidos. Sin ese liderazgo carismático los partidos ultras no llegan lejos. Otra característica es que el líder lo es a largo plazo, no hay renovación.

Xavier Torrens, profesor de Ciencia Política de la UB

"Vetar a medios es un error de estrategia de Vox, les impide tener acceso directo a los periodistas y a sus lectores”

En el caso de Vox, Torrens indica que el freno a su potencial crecimiento electoral puede estar en el liderazgo, y destaca la personalidad de Abascal y su relación con los medios de comunicación como dos posibles puntos débiles. “Creo que no ha sabido pulir su imagen a pie de calle, va muy encorsetado y eso está bien si quieres parecer presidenciable, pero si vas a representar al pueblo frente a las élites hay que ir también en camisa y arremangado, porque para despuntar necesitará sustraer votos no solo del PP sino del PSOE e incluso de Sumar y Podemos, como ha ocurrido en Francia o en Alemania”, señala. Vox está ya en esa estrategia de alejarse de una imagen demasiado institucional y de ahí su salida de los gobiernos autonómicos con el pretexto de la política migratoria.

Torrens ve también un error que Vox siga vetando a algunos medios de comunicación, ya que le impide tener un acceso directo a esos periodistas y a sus lectores.

¿Podría el nuevo Abascal dar un empuje definitivo a Vox? La politóloga Ana Salazar, directora de Idus3 Estrategia, advierte que hay que estar atentos ante las opciones de la extrema derecha. “Con Abascal, poca broma, no es un líder mayoritario en este momento, no sabemos lo que puede llegar a ser, no tiene un liderazgo como pueden tener otros, pero creo que todavía no lo tiene por la composición sociológica de España, por las reminiscencias del bipartidismo, pero puede bloquear una comunidad autónoma o un ayuntamiento, porque sus diputados son necesarios. Tienen una capacidad de poder importante”, asegura.

Ana Salazar, directora de Idus3 Estrategia

"Poca broma con Abascal, no es un líder mayoritario en este momento, pero tiene un poder importante”

Salazar analiza desde hace años las estrategias de la extrema derecha y su potencial electoral y constata que Vox se ajusta al manual: “Hablan solo de sus batallas: la inmigración, la guerra cultural, el feminismo, la agenda 2030... y los otros partidos fallan cuando aceptan ese marco porque les dan espacio”, indica.

Sobre el liderazgo en Vox, señala que es mesiánico y basa su persuasión en activar resortes emocionales, como puede ser la inmigración, para dirigirse a colectivos que sin estar discriminados sienten que han perdido privilegios o derechos. “No es un líder cercano, pero intenta coincidir en aspectos cotidianos, tira mucho de idealismo, de inconformismo y abandera temas que permitan tener un enemigo común, ley fundamental de la propaganda”, asegura.

También destaca que en la izquierda cuesta entender que Vox tenga un voto obrero porque se maneja un criterio de clases sociales a la hora de radiografiar la sociedad, pero si puede convencer a un trabajador corriente, con salario mínimo, es porque activa esos resortes emocionales, subraya.

El programa, la ideología y el voto de castigo fue, según el CIS, lo que fundamentó el voto a Vox en las generales, seguido del patriotismo y, a distancia, del candidato. Son datos para la reflexión

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