Con el mes de marzo ya en marcha, un buen puñado de ejecutivos todavía no ha aprobado los presupuestos para este año. Es el caso del Gobierno central, cuya ministra portavoz, Pilar Alegría, aseguraba esta semana que no renuncian “en absoluto” a sacar adelante las cuentas, para lo que siguen “inmersos en el diálogo” con otros partidos.
Pero el PP tampoco se libra. Como la propia ministra recordó, la situación es similar en “la mayoría de las regiones que tenían gobiernos con Vox”, y tan solo la Comunidad Valenciana aparece con ciertas opciones de sacar adelante las cuentas en el corto plazo. Cierra la lista Catalunya, donde el president, Salvador Illa, tampoco ha sido capaz de sellar un pacto con Junts o con ERC, su socio de investidura, pese a haberse logrado avances en asuntos como la condonación de la deuda.
El PP hace los deberes
Hasta seis comunidades lideradas por el PP aprobaron las cuentas de este año el pasado mes de diciembre. En Madrid, Isabel Díaz Ayuso sacó sus terceros presupuestos en seis años gracias a su holgada mayoría absoluta (28.662 millones). Una situación similar se registró en Andalucía (48.871 millones), Galicia (13.954 millones) y La Rioja (2.084 millones), donde las cuentas salieron sin problemas pese al no de los grupos de la oposición.
En Cantabria, la popular María José Sáenz de Buruaga logró su segundo presupuesto (3.740 millones) con el apoyo del Partido Regionalista, mientras que los populares sumaron sus votos a los de sus socios de Coalición Canaria para dar el visto bueno a los números para las islas (11.678 millones).
El PSOE cumple con apoyos
El PSOE también fue capaz de cerrar el pasado año renovando las cuentas en tres de las cuatro comunidades que gobierna. El castellano-manchego Emiliano García-Page hizo valer su mayoría absoluta frente a la oposición PP-Vox y aprobó un monto de 12.716 millones.
Por su parte, el asturiano Adrián Barbón sumó los apoyos de los partidos de izquierda para dar forma a sus sextos presupuestos consecutivos (6.664 millones). Son los mismos que su compañera en Navarra, María Chivite, que logró el respaldo de Geroa Bai y Contigo-Zurekin y la abstención de Bildu para unas cuentas de 6.431 millones.
PNV-PSE pactan en Euskadi
En Euskadi, el lehendakari, Imanol Pradales, aprobó los primeros presupuestos de la legislatura en diciembre con los votos de PNV y PSE, las dos formaciones que sostienen al Gobierno vasco. Hasta el último momento se especuló con una eventual abstención de EH Bildu, aunque al final la coalición abertzale terminó votando en contra junto al PP, Sumar y Vox.
En total, son 15.728 millones, un 4,7% más que en el ejercicio anterior, fundamentados en tres pilares: fortalecer los servicios públicos, invertir en transformaciones estratégicas para el futuro y reforzar el sentido de comunidad.
Illa no suma a los nacionalistas
En Catalunya, donde Salvador Illa no tiene mayoría absoluta en el Parlament y necesitaría a Esquerra o a Junts para aprobar las cuentas, ambas formaciones ya le dejaron claro que no estaban por la labor.
Sin embargo, los republicanos, socios de investidura del líder del PSC e inmersos todavía en su periodo congresual, sí se avinieron a aprobar hace un mes, junto a los comunes, el decreto de necesidades financieras en prórroga presupuestaria que permite que los servicios públicos de la Administración catalana se presten con total normalidad en ausencia de presupuestos. Esa prórroga se refiere a las cuentas del 2023, ya que el año pasado fueron los comunes quienes tumbaron los presupuestos, lo que provocó que el entonces president, Pere Aragonès, adelantara las elecciones al 12 de mayo.
Mazón ante su prueba de fuego
Si no hay cambios de última hora, está previsto que el próximo martes se presenten los presupuestos de la Generalitat Valenciana para el 2025. Unas cuentas clave que tuvieron que ser modificadas tras la dana y cuya reelaboración ha costado cuatro meses. Todo para presentar unos números necesarios para afrontar la reconstrucción de la provincia de Valencia, pero cuya aprobación todavía no está certificada.
Aunque el Vox autonómico se muestra favorable a avalar las cuentas, no está tan claro que desde la dirección nacional, que preside Santiago Abascal, se vaya a dar ese balón de oxígeno a los populares. Fuentes de las negociaciones explican que el PP valenciano está cediendo ante las peticiones de los ultras, pero, pese a ello, en las filas populares no se atreven a dar por cerrado un acuerdo ante “la imprevisibilidad” de sus exsocios.
Abascal bloquea los acuerdos
Las reticencias de Bambú, sede nacional de Vox, también pesan en el resto de comunidades en las que el PP gobernó con los ultras hasta el pasado verano, donde los populares no cuentan por ahora con su voto, esencial para sacar las cuentas.
La situación no es nueva en Castilla y León, ya que esta es la quinta vez que se prorrogan los números en los seis años de Alfonso Fernández Mañueco al mando. En Baleares y Extremadura, sus presidentas, Marga Prohens y María Guardiola respectivamente, dieron pasos firmes para sacar los presupuestos, pero tuvieron que retirar sus proyectos a última hora por la falta de apoyos suficientes. La extremeña logró esta semana algo de tranquilidad al pactar con Vox la aprobación del decreto de medidas fiscales, mientras que la balear ha tratado de seducirlos apoyando su propuesta para liberalizar suelo.
Finalmente, Murcia y Aragón ni siquiera han presentado todavía su techo de gasto, paso previo a cualquier proyecto de cuentas. Dicen que quieren hacerlo, pero las condiciones que les ponen los de Abascal–rechazo a la inmigración, fin de políticas verdes– hacen muy difícil el acuerdo. Como reconoció esta semana el barón aragonés, Jorge Azcón, sacar unos presupuestos “depende más de las decisiones que tome Vox en Madrid que de nosotros”.