Aunque todavía es muy pronto para saber cómo se adaptará el PP a este segundo cuarto del siglo XXI, ya que fue ayer cuando se aprobó formalmente la ponencia política que actualizará el ideario del partido, que no se revisa desde hace ocho años, la elección de sus miembros es en sí misma toda una declaración de principios por parte de Alberto Núñez Feijóo.
Tras un trienio al frente del PP, que se ha caracterizado por guardar los equilibrios entre las distintas sensibilidades internas y esperar que el desgaste del Gobierno propiciara su llegada a la Moncloa sin “mojarse”, el líder popular, que asegura haber aprendido la “lección” de ganar y no poder gobernar después de haberlo hecho siempre a la primera, ha optado por imprimir un talante moderado, en sintonía con el rumbo fijado por la matriz europea del PPE, que, después de algunos devaneos, se distanció en su cónclave de València de la creciente “ola autoritaria”, en palabras de su jefe de filas, Manfred Weber.
La fórmula andaluza consiste en “marcar líneas infranqueables” en cuestiones sociales con la ultraderecha
En este contexto, en el que se enmarca el desconcertante retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, Feijóo ha encargado a los presidentes de Castilla y León y Andalucía, los próximos en citarse con las urnas si el calendario electoral no se ve alterado por un adelanto de las generales, la tarea de poner al día las propuestas programáticas.
Ambos parten de experiencias diferentes, ya que Alfonso Fernández Mañueco fue el primer barón del PP que pactó una coalición de gobierno con Vox en el 2022, rota dos años después por decisión de Santiago Abascal, y Juanma Moreno se impuso por mayoría absoluta tras haber fagocitado a Ciudadanos y arrinconado a la ultraderecha, por lo que se antoja que será la estrategia del andaluz la que llevará la voz cantante en la elaboración del nuevo marco ideológico, en la que también intervendrán la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, y la eurodiputada madrileña Alma Ezcurra.
Esta última y el presidente del comité organizador del congreso, Alfonso Serrano, secretario general de la ejecutiva regional que lidera Isabel Díaz Ayuso, son los guiños de Feijóo al poderoso PP de Madrid, que actuará de anfitrión del cónclave.
Por lo demás, la afinidad que Moreno y Feijóo han exhibido en sus encuentros, que se han sucedido desde que Sevilla albergó la última reunión interparlamentaria del PP, el pasado mes de marzo, se ha plasmado en la decisión del líder popular de abrir el melón de un debate que, según dijo, “estimulará e ilusionará” a los suyos, que, además, iniciarán el nuevo curso político, en septiembre, con un equipo dirigente renovado.
A juzgar por lo que explican desde la Junta, donde se remiten a las declaraciones y entrevistas del propio Moreno, de lo que se trata es de tener un “criterio claro”, expresado con fortaleza y una voz potente. Que se vean las “líneas infranqueables” que el PP tiene en relación con Vox en cuestiones sociales y en las que no se admitirán “retrocesos”, en alusión a la reapertura, alentada por la ultraderecha, de discusiones aparentemente superadas como la del aborto.
Aun así, el PP andaluz es sabedor de que su fórmula no se puede exportar sin más al conjunto de España y que es muy improbable que Feijóo obtenga un apoyo tan contundente, por lo que hay cuestiones que se podrían negociar con Vox, como una política integral de inmigración. Pero siempre con el objetivo, se indica, de que, por más que Pedro Sánchez pueda “asociarse con mucha gente”, incluso con partidos antagónicos como el PNV y EH Bildu o ERC y Junts, a lo que tiene que aspirar el candidato popular es a una victoria rotunda, que la ultraderecha no pueda condicionar.