La imbecilidad cero no existe

El ministro de cultura Ernest Urtasun pasó por el Vía Lliure (RAC1) y, con voz de locutor noctámbulo y tono de intuir que nada de lo que pueda decir pasará a la historia, afirmó: “La corrupción cero existe”. Es un debate filosófico del gobierno de izquierdas presidido por Pedro Sánchez. La coalición se divide entre socialistas que, atrapados por la vergüenza propia (Koldo y tutti quanti) y ajena (Felipe González y Alfonso Guerra), se aferran a la idea de que la corrupción cero no existe y ex, proto, post y retrocomunistas que apelan a una ejemplaridad tristemente inexistente.

Alfonso Arús despide el matinal de LaSexta con datos de éxito.

Alfonso Arús busca en su programa al “imbécil del día” 

Atresmedia/captura

La ola de calor y que Santos Cerdán declare ante el juez del Supremo concentran la atención de los medios. El calor constata la evidencia de los termómetros y se alimenta de testimonios y entrevistas callejeras que refuerzan la idea, sobreexplotada hasta la náusea, de la canícula. En Francia, donde el curso escolar aún no ha acabado, subrayan que han tenido que cerrarse más de 200 escuelas. Para ilustrar la noticia, la cadena BFMTV explica que la palabra canicule proviene del diminutivo de canis, que significa “perro”, en relación con una constelación que, en esta época del año, brilla tanto como los termómetros públicos que las televisiones no dejan de grabar. En la Cope, José Antonio Zarzalejos recuerda que la estrategia de Cerdán se basa en una mentira propagandística. Zarzalejos insiste en que si el presidente Sánchez no sabía qué hacía su mano derecha, tiene que dimitir por inútil, y que, si lo sabía, debe dimitir por decencia.

Ahora que circulan tantas amenazas es útil recuperar a Nelson Mandela

En otra vida, Isaac Asimov proponía la creación de robots que, aplicando el mandamiento robótico según el cual ningún robot puede hacerle daño a un ser humano, lo incapacitaría para la tiranía, la corrupción, la estupidez y los prejuicios. En esta línea, el ejercicio diario del programa Aruser@s (La Sexta, líder de la televisión matinal) explora, como un complemento indispensable para entender el presente, la imbecilidad humana.

Cada día, antes de las ocho, el programa hace un editorial antropológico que lleva el epígrafe de “El imbécil del día”. Es una recopilación de vídeos en los que diferentes individuos manifiestan un grado espectacular de idiotez, casi siempre doméstica. Ayer el epígrafe cambió para, como cada año, decidir cuál es el imbécil más imbécil de la temporada. Esta champions tiene un nombre: “El super-imbécil”. Si la competición se extendiera al ámbito de la actualidad y la política, Alfonso Arús tendría que ampliar los minutos dedicados a las diferentes eliminatorias para coronar al individuo que merece este gran honor.

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Y ahora que está de moda recuperar a grandes pensadores con mala memoria que intentan aleccionar a los gobernantes actuales con consejos disfrazados de amenazas, es un buen momento para recuperar el mito de Nelson Mandela, que dijo: “Cuando los sabios permanecen callados, los imbéciles se multiplican”.

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