¡Oh, Capitán, mi Capitán!

The Situation Room

La expresión Oh, Capitán, mi Capitán , como saben, viene de un poema de Walt Whitman dedicado al presidente Abraham Lincoln. Lo cuenta magistralmente Robin Williams en la película El club de los poetas muertos (1989), como el profesor John Keating, utilizando sus versos para inspirar a sus estudiantes para que hagan de su vida algo extraordinario. El poema de Whitman es, ante todo, símbolo de liderazgo, lealtad y pérdida y es lo que se vivió en el Comité Federal del PSOE este pasado fin de semana. Más aún cuando el presidente Pedro Sánchez expresó en tono elegíaco: “Soy el capitán y me quedo a capear el temporal”. Adentrándose como otros capitanes en el pasado en un universo que es combinación de admiración, tristeza y pérdida reforzando con todo ello el tono de duelo.

El trauma es severo. Y se aprecia en la mirada del presidente durante estas últimas semanas: la mirada de las 1.000 yardas. Perdida, vacía, en shock, en la que parece estar mirando fijamente a la distancia, pero desconectado del presente. ¿Qué hacer? Lo dijimos el primer día: activar el artículo 112 de la Constitución y presentar una cuestión de confianza al Congreso. Construyendo estrategia, poder y hegemonía a través de actos y no relatos. Actuando, no relatando. Concretando y anclándote en un acto político. La cuestión de confianza lo es porque congrega la atención, permite la didáctica y es una liturgia de la misma democracia que la eleva.

¡Oh, Capitán, mi Capitán! Video

Sánchez pide perdón y garantiza que el PSOE “derrotará” la corrupción

Todas las crisis tienen tres etapas: alerta, respuesta y reconstrucción. Sánchez continúa en la fase de alerta

Todo lo que hoy no sea el artículo 112 es indicar la puerta de salida a un proyecto de país, el de Sánchez a partir de la censura, que cuenta con más haberes que deberes. Fiarlo todo, como también hace el PP, a la gran industria del relato como hito principal, con las redes sociales, los medios digitales, esas tecnologías que saturan y no concretan, es lo contrario al arte de la estrategia política y la comunicación electoral. Pues supone cederle el vacío al actual vector del malestar que ahora mismo es exclusivamente el autoritarismo de Vox. Solo hay que fijarse en las encuestas que señalan ya una transferencia directa de voto del PP hacía Vox de más del 10 %, casi un millón de votantes. El bipartidismo, lejos de conseguir su represtigio con esta situación, está destruyéndose.

Todas las crisis tienen tres etapas: alerta, respuesta y reconstrucción. Sánchez continúa en la fase de alerta. La necesidad de solicitar la confianza se verá refrendada este miércoles 9 de julio en la doble comparecencia en el hemiciclo. El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, la pide formalmente hoy en La Vanguardia. Ésta es la verdadera responsabilidad política: exponerte al Congreso, abrirte en canal a la crítica y proponer medidas de reconstrucción. Ése es el auténtico relato superador que permite transitar entre etapas. Pero antes hay que aceptar que sin un acto que te ancle y concrete, nunca una crisis de este calibre puede ser superada.

Comite Federal del Psoe en la sede de Ferraz Pedro Sanchez Rebeca Torro Cristina Narbona Maria Jesus Montero

Pedro Sánchez

Si el presidente del Gobierno no concreta una cuestión de confianza, por tanto, para superarla, proponer unos presupuestos sociales después y elecciones en 2026, si no restaura la confianza en los militantes, diputados y los españoles, todo será un mortecino transitar del Capitán sin llegar a puerto. La cuestión es necesaria también para que las heridas a la izquierda del PSOE, candidatura nueva, con motor plurinacional y Podemos, puedan restañarse y encontrar la maximización con un resultado sobre los tres millones de votos que hoy consiguen por separado. Sin el artículo 112, este espacio no tendrá incentivos para su reseteo. De la misma manera que la desmovilización del elector más mayor del PSOE se consolidará y tendrá un improbable remonte. Hay un millón de votantes que la izquierda tiene que movilizar y que no pueden estar al albur de las cuitas. Si no se supera la cuestión de confianza habrá un presidente en funciones a la espera de si hay mayoría para un nuevo presidente. Algo que no está nada claro.

Restaurar la confianza va de esto, aunque los socios habituales de investidura no la quieran y al mismo tiempo carezcan de alternativa. En ¡Oh Capitán, mi capitán! la metáfora principal del poema es un barco que regresa victorioso tras un viaje peligroso, pero cuyo capitán (Lincoln) ha muerto antes de ver el triunfo completo. La cuestión de confianza es precisamente eso. Se puede ganar perdiendo como aquella moción de censura (y a veces se gana). Y aquí el barco no es el PSOE sino la democracia española que tiene que salir reforzada de este episodio llevándola a buen puerto.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...