Democracia, ¿para qué?

The situation room

Comienza el curso político y, en esta semana de rentrée en la que vuelve el Consejo de Ministros, conviene responder a dos sencillas preguntas: ¿por qué hacemos lo que hacemos? y ¿cómo hemos llegado hasta aquí? En definitiva, cuál es el campamento base conceptual para el siguiente periodo de sesiones. Y aquí, la última aportación de Curtis Yarvin al debate público, la dictadura corporativa, en este mundo en que la inversión ética y moral se ha impuesto definitivamente, hay que tomársela muy en serio. Una dictadura corporativa para reemplazar a una democracia moribunda propone el bloguero estadounidense.

Como bien saben los amantes de esta sala de guerra, el viejo consenso liberal ya no nos explica actualidad alguna, y viene Yarvin y nos deja caer, zas, este nuevo concepto como cover de la democracia corporativa o del capitalismo de Estado, que es lo que actualmente manda en Rusia, China y no en EE.UU., aunque algunos adalides como Yarvin vayan haciendo su trabajo de zapa intelectual. Les recuerdo que 18 de las últimas 20 midterms el inquilino de la Casa Blanca las ha perdido, y veremos adónde les lleva la dictadura corporativa allí y aquí.

Los valores democráticos tendrán sentido frente a los autoritarios si se va más allá de derechas y de izquierdas

Ahora bien, tras la cumbre Putin-Trump en Alaska, hablar de dictadura corporativa y reemplazo de la democracia es un hallazgo. Pues la Unión Europea vive anclada en el tratado de Roma y en un mundo compuesto por conservadores y socioliberales que no existe, tal como quedó de manifiesto en la foto del chico de Queens con parte de los líderes europeos en el despacho oval. La democracia se percibe desde hace una larga década como un estorbo, porque la sociedad política a través de la industria del relato se ha emancipado por completo de la sociedad civil. Nos hacemos por ello, como demócratas plenos, al hilo de la provocación de Yarvin y para vencer a los autoritarios en las urnas, una pregunta imprescindible: democracia, ¿para qué?

La respuesta de la vieja consultoría sería hablar de libertad y progreso junto a otros significantes que se están vaciando a marchas forzadas. La respuesta profesional, sin embargo, tiene que ser mucho más audaz y concreta. Democracia, ¿para qué? Gobierno, ¿para qué? Congreso, ¿para qué? Democracia por los españoles que construyen viviendas que no se pueden comprar. Por los que fabrican coches que no se pueden comprar. Por los que tienen vacaciones que no se pueden pagar. Por los que generan energía que no pueden pagar. Por los españoles a los que les prometen una seguridad que no les garantizan. Por los que creen en leyes que no se cumplen. Y viven en ciudades que no habitan. Y parques en los que no pasean. Por los que creen todavía en instituciones que no les protegen.

U.S. President Donald Trump meets Ukrainian President Volodymyr Zelenskiy, German Chancellor Friedrich Merz, French President Emmanuel Macron and Italian Prime Minister Giorgia Meloni amid negotiations to end the Russian war in Ukraine, at the White House in Washington, D.C., U.S., August 18, 2025. REUTERS/Alexander Drago

Trump con parte de los líderes europeos en la Casa Blanca

Alexander Drago / reuters

Democracia, ¿para qué? No para resistir, sino por el derecho a tener un proyecto de vida, esos sueños que imaginan los españoles y no pueden alcanzar. Gobierno, ¿para qué? No solo para avanzar, sino por los españoles que están atrás y por los que construyen puentes que no les dejan cruzar. Y Congreso, ¿para qué? Para los españoles que planifican un futuro en el que hoy no pueden vivir. Ese 85% de nuestros menores de 30 años que viven todavía en el hogar familiar.

La destrucción oficial de la clase media ha generado una ausencia de referencia simbólica que bloquea cualquier legado histórico. Como dice Jorge Alemán, las consignas de los autoritarios han ido colonizando este agujero simbólico generando a millones de ciudadanos nuevas posibilidades de identificación que les producen una estabilización imaginaria. La de la dictadura corporativa de Yarvin.

Los valores democráticos frente a los autoritarios tendrán sentido, y la inversión ética y moral que se está imponiendo se podrá combatir con garantías de victoria cultural-política si se va más allá de derechas y de izquierdas. De lo contrario, si se continúa en las andadas, todo será pena, tristeza y dolor para nuestros jóvenes, como aquella canción de Peret: “Yo, para vivir así / mejor hubiese querido, madre, nunca haber nacido/ en la fecha en que nací”. Solo así se entiende que en España si votaran en las elecciones solo los menores de 30 años, Vox vencería ampliamente a todos y con más de 10 puntos de diferencia sobre el segundo. Manda la demanda electoral, mientras los mismos siguen erre que erre y otros se llevan los votos. ¿Alguien está dispuesto a hacer algo diferente en el nuevo curso político? ¿Dónde está el gran estabilizador? ¿Y dónde la nueva consultoría? ¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

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