Las generales, cuando toquen, no tendrán nada que ver con el 2011. No será una campaña con tres millones de desmovilizados del lado izquierdo, como sucedió con la renuncia de Zapatero y el relevo de Rubalcaba, con los brazos caídos a la espera del arrolle de la derecha. El agua en política no pasa dos veces por el mismo río. Viene bien recordarlo porque nadie podrá construir su campaña sobre este escenario. El factor plurinacional llegará agotado para disputarle al factor autoritario el desempate. El campo democrático debe encontrar un factor nuevo.
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