Junts quiere pasar a la ofensiva e inicia el curso político desde Waterloo, poniendo condiciones a Pedro Sánchez y a Salvador Illa. En el próximo debate de política general del Parlament desplegarán una batería de iniciativas para reforzar la lengua catalana, rediseñar la financiación, rebajar la presión fiscal y el impuesto de patrimonio, así como exigir infraestructuras dignas. Quieren que el president dé una apoyo explícito a las medidas o “se habrá acabado el camino” del auxilio de los posconvergentes a los socialistas en Madrid.

Carles Puigdemont, Albert Batet i Mònica Sales, durante la reunión del grupo parlamentario de Junts, el lunes en Waterloo
Las medidas que se están ultimando estos días en Waterloo son una nueva amenaza y estrategia negociadora de presión con la que quieren interpelar al PSC y al PSOE para que cumpla los compromisos acordados en Suiza. Si no ceden mutarán el diálogo y la predisposición a hablar con los socialistas por un “no a todo” en el Congreso. Una ruta que ya han explorado con su rechazo a debatir la jornada laboral.
Necesitan tensión, sí, pero también estabilidad para no quedarse aislados
Los posconvergentes necesitan triunfos que mostrar a su electorado y, de momento, no han conseguido materializar sus aspiraciones. Podemos ya ha anunciado que votará junto a PP y Vox contra la transferencia de las competencias en inmigración y el catalán sigue embarrado en Europa a falta de la visita del canciller Friedrich Merz mañana a la Moncloa con la que Sánchez pretende suavizar la postura alemana a la oficialidad de las lenguas cooficiales. Pero esto no esto, Junts además se enfrenta a la paradoja de que cualquier avance competencial para Catalunya terminaría reforzando a Illa.
Entre tanto, el Ejecutivo central afronta decisiones delicadas. El decreto sobre el embargo de armas a Israel es un ejemplo y todavía no está claro cómo se articulará, ni si Junts se sumará a apoyarlo o usará el tema como moneda de cambio. Ayer se abstuvieron en la votación de RTVE sobre la participación de España en Eurovisión.
La dirección de Junts, que se volverá a reunir con José Luís Rodríguez Zapatero los próximos días en Suiza, confía en que este “otoño caliente” sirva para marcar perfil ante unos sondeos que no son buenos. Pero los límites son evidentes. Sin la aplicación de la amnistía no pueden romper con Sánchez, aún no es el momento. Necesitan tensión, sí, pero también estabilidad para no quedarse aislados. Su estrategia es de cuerda floja: apretar para arrancar concesiones, pero sin provocar una caída que podría dejarles peor de lo que están.