La carrera de Puigdemont y Orriols en la C-25

En paralelo

La autovía C-25, que transcurre de Cervera a Caldes de Malavella, son 244 kilómetros por los que Aliança Catalana circula a gran velocidad. El eje viario transversal que Jordi Pujol ideó y que pasa a los pies de Amer, localidad natal de Carles Puigdemont, es hoy la vía por donde amenaza a Junts el crecimiento de la ultraderecha liderada por Sílvia Orriols en Lleida y Girona. Si Junts pierde la hegemonía en el Eix Transversal, sus expectativas electorales caen en picado. “Los convergentes, hasta cuando pierden, pierden bien”, repetían en ERC tras cada contienda electoral. Y es que lo que no se ganaba en Barcelona se compensaba en el resto de circunscripciones. Es el mismo gen que alimenta a Junts.

La presión desatada sobre la formación tras la encuesta de La Vanguardia es tan molesta para la dirección en público como reiterativa a nivel interno. Hace mucho que Puigdemont sabe de las incomodidades de los cargos locales de Junts por el monopolio de Aliança Catalana de los temas locales “capitales”. En Navidad, cargos de Junts se removieron en la silla durante los ágapes familiares al comprobar la incidencia en su entorno de los mensajes de Orriols.

Fugitive Catalan independence leader and MEP Carles Puigdemont arrives for a meeting with Catalonia's president at the Delegation of the Government of Catalonia to the European Union in Brussels, on September 2, 2025. (Photo by Simon Wohlfahrt / AFP)
SIMON WOHLFAHRT / AFP

Los alcaldes son los primeros en pasar el examen de las urnas, y ya hay quien hace cuentas sobre cuántos ayuntamientos se perderán por la incidencia de los votos a Aliança. En el 2023, los posconvergentes fueron la fuerza más votada en el 77% de las localidades, gobiernan en 334 de los 947 municipios de Catalunya, pero con la irrupción de la ultraderecha independentista las reglas del juego cambian. Cuando Artur Mas planteó en febrero que Junts debía hablar con Orriols, el partido –al que no se ha afiliado a pesar de haber anunciado que lo haría– cerró puertas. “La política de pactos de Junts la decide Junts”, replicó Jordi Turull.

Esa decisión es un desafío para Puigdemont. El cordón sanitario a la ultraderecha puede convertirse en la soga que ahogue a Junts. Cargos locales sostienen que se perderán alcaldías por la caída de votos, otras para evitar el señalamiento que supondría pactar con los de Orriols y alguna más porque la suma de las fuerzas de izquierda buscará aislar a Junts. El saldo siempre es negativo, de ahí que los alcaldes estén pidiendo manos libres a la dirección del partido.

El electorado de Junts es el más volátil del mapa político catalán; se la juegan en Girona y Lleida

El electorado de Junts es hoy el más volátil del mapa político catalán. Solo la mitad de sus votantes en las elecciones catalanas admite hoy que repetiría papeleta. El último sondeo del Centre d’Estudis d’Opinió evidencia que los votantes de Junts tienen más simpatía por Aliança que por ERC, y el motivo no es su independentismo. Los seguidores de Orriols son diez puntos menos partidarios de la independencia que los de Puigdemont. Es la inmigración, estúpido, parafrasean.

La intransigencia de Podemos con la delegación de la gestión migratoria busca el mismo rédito electoral que los ataques de Aliança y Vox a los inmigrantes. El portavoz morado es capaz de incluir la palabra racista 32 veces en una sola intervención televisiva para justificar su no al pacto entre el PSOE y Junts. Ninguno de los cuatro diputados de Podemos es catalán, pero nada impide que su cúpula dé lecciones sobre gestión e integración, no a Junts, sino a la Generalitat y los Mossos. Mientras, el president Salvador Illa conmemora el centenario del nacimiento de Paco Candel. ¿Se pueden abordar hoy las olas migratorias con conciliación y discursos positivos? “Europa no ha tenido la suerte de tener un Candel como nosotros”, se felicitó Jordi Pujol en el 2014 con motivo del 50.º aniversario de la publicación de Els altres catalans.

El choque certifica la fractura irreversible de la mayoría de la investidura de Pedro Sánchez y hace inviable cualquier pacto alcanzado con el PSOE que dependa de una votación en el Congreso. Junts se prepara para ese escenario y redirige su mirada hacia Catalunya, donde las encuestas dibujan un bloqueo solo resoluble con acuerdos inéditos. El retorno al pragmatismo pasa por arrancar en el Parlament ajustes impositivos, ayudas para sectores económicos y por pactos PSC-Junts –y quizás ERC– que hasta ahora Puigdemont ha vetado, pero que serán necesarios para esquivar el colapso en el Eix Transversal.

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