Juan Carlos I: “Comprendí que, como Rey, fuera firme, pero sufrí que, como hijo, fuera insensible”

Las memorias del emérito

En ‘Reconciliación’, el exjefe del Estado reivindica su reinado y confiesa añoranza por su familia

SANXENXO, PONTEVEDRA, 25/04/2025.- El rey Juan Carlos acompañado por el presidente del Real Club de Sanxenxo, Pedro Campos, a su salida hoy Domingo de la localidad pontevedresa donde ha pasado unos días. EFE/Lavandeira jr.

 El rey Juan Carlos acompañado por el presidente del Real Club de Sanxenxo, Pedro Campos, el pasado 25 de abril 

Lavandeira jr / EFE

“No puedo evitar la emoción al pensar en determinados miembros de mi familia a quienes ya no importo y, sobre todo, en España, a la que tanto añoro”. Las memorias que el rey Juan Carlos ha escrito, transcritas por la escritora francesa Laurence Debray,  y que con el título de Reconciliación se publicarán en Francia (editorial Stock) el próximo día 5 y, en España el 3 de diciembre, en español y editadas por Planeta, no solo son el intento de un rey por reivindicar su pasado, sino sobre todo, la voluntad de un hombre de lograr el perdón.

A lo largo de más de quinientas páginas, Juan Carlos de Borbón y Borbón, Rey de España entre el 22 de noviembre de 1975 y el 18 de junio del 2014, se presenta como un hombre doliente y dolido por su actual situación de autoexilio, orgulloso de los logros conseguidos durante su reinado, y conciliador con su entorno más próximo, sobre todo con su mujer, la reina Sofia, (“su presencia a mi lado sigue siendo muy querida, pero sé que no quiere complicar el reinado de su hijo”), y con su hijo, Felipe VI, (“comprendía que como Rey, Felipe adoptara una postura pública firme, pero sufrí que como hijo se mostrara insensible”).

La Vanguardia ha tenido acceso al contenido del libro que se presenta como un sándwich; una primera parte dedicada a “la soledad en el desierto” y el dolor que le supuso su salida de España y una última, a modo de corolario, con reflexiones sobre lo que ha sido su vida. Entre pan y pan, la etapa central en la que el protagonista repasa su vida, partiendo de su infancia, sus primeros años en España, su relación con Franco, su camino al trono, hasta llegar a su proclamación, el posterior reinado y, finalmente la abdicación.

El grueso de las memorias, lógicamente, está dedicado a su reinado, con todo lujo de detalles y relación de personajes protagonistas de la transición, personalidades extranjeras y acontecimientos históricos, como la aprobación de la Constitución, la entrada España en la Unión Europea, los Juegos Olímpicos, sin olvidar el “calvario del terrorismo”.

Portada del libro de las memorias del rey Juan Carlos

Portada de la edición francesa del libro de memorias del rey Juan Carlos que saldrá a la venta en Francia el próximo 5 de noviembre

LV

La parte central de las memorias, dedicada al reinado, es rica en anécdotas y tiene el mérito de estar relatado en primera persona por el protagonista, pero no revela nada o muy poco más allá de lo que hayan podido escribir otros autores, aparezca en la biografía autorizada del rey Juan Carlos publicada hace más de treinta año por José Luis de Villalonga o pueda consultarse en cualquier hemeroteca.

No puedo evitar la emoción al pensar en miembros de mi familia a quienes ya no importo”

La relación con Franco, de quien el rey Juan Carlos siempre ha hablado con respecto e incluso cariño, se relata en las memorias como un periodo de adaptación mútua hasta llegar a unos días antes del fallecimiento del dictador cuando, en la habitación del hospital donde agonizaba, le dijo al entonces príncipe, según él mismo relata: “Alteza, lo único que le pido es que mantenga la unidad de España”. “Esa fue su última voluntad, no me pidió mantener el régimen tal y como era, ni los principios del Movimiento Nacional. Me pareció que me concedía libertad para actuar, como así hice tras la proclamación”, se afirma en el libro.

Una anécdota curiosa de este periodo en el que, como recuerda Juan Carlos, “no éramos nadie”, es el encuentro de Franco con la reina Victoria Eugenia que había vuelto del exilio para asistir al bautizo de Felipe de Borbón en febrero de 1968. En el libro, el rey Juan Carlos relata que fue la única ocasión en la que vio a “turbado” a Franco, ante quien había sido “su reina”. La abuela del rey Juan Carlos se impuso, con su sola presencia, al dictador.

Juan Carlos reivindica su última etapa como príncipe, cuando o bien enviando a mensajeros para que extendieran por el mundo que su reinado iba a ser moderno y democrático como rodeándose de consejeros, principalmente Torcuato Fernández-Miranda, con quienes pergeñó como deberían ser los pasos para iniciar la transición tras la muerte de Franco, Fernández-Miranda le tranquilizó el 23 de julio de 1969 cuando antes de aceptar ser sucesor de Franco, a título de Rey, le dijo una frase que pasará a la historia. “Mientras iba vistiéndome, trataba de ponerme los calcetines sin soltar el teléfono, el profesor Fernández Miranda me tranquilizó por tener que jurar fidelidad a los principios del Movimiento al decirme 'usted puede ir de la ley a la ley pasando por la ley'”.

La presencia de Sofía sigue siendo muy querida para mí, pero sé que no quiere complicar el reinado de su hjo”

De los primeros años de reinado destaca el intento de golpe de Estado del 23-F y la maldición del terrorismo. En sus memorias, el rey Juan Carlos poco dice de lo que ya no se sepa, más allá de que al grabar su mensaje a la nación para ir más rápido se puso la chaqueta del uniforme de capitán general pero usó los pantalones que ya llevaba puestos. “Sigo teniendo preguntas y dudas sobre la forma en la que se desarrollaron los acontecimientos y el papel que asumieron algunos. Lo único que sé con certeza es que algunos militares utilizaron sus armas para burlarse de la joven democracia española, mi obra y yo no podía tolerarlo”.

El terrorismo, como no podía ser de otra manera, fue el gran drama que atravesó el reinado. Cada asesinato era un dolor y recuerda especialmente los atentados del 11-M: “Fue una carnicería, se me llenan los ojos de lágrimas al recordarlo. Pocas veces he llorado tanto”.

El rey Juan Carlos va de las reivindicaciones nacicionalistas vascas a las catalanas y recuerda su relación con Jordi Pujol y sus reivindicaciones de más derechos y prerrogativas para Catalunya. “Sabía”, dice el rey Juan Carlos en sus memorias, “que había que marcar límites firmes a Pujol porque siempre intentaba sobrepasarse”. Repasa también Juan Carlos el proceso independista catalán, que “culminó en una crisis en octubre de 2017, que mi hijo afrontó con firmeza pronunciando un importante discurso digno de un gran rey”. Y afirma “no podemos someternos al chantaje político cuando va en contra de nuestra Constitución. Tampoco podemos dejar de dialogar entre nosotros: Mi preocupación es que cada decisión consiga sentar un precedente que sea muy difícil de revertir en un futuro. Si España es plural, Catalunya también lo es”.

Sabía que había que marcar límites firmes a Jordi Pujol porque siempre intentaba sobrepasarse”

El libro sigue repasando el reinado, con sus “rosas y sus espinas”, hasta llegar al momento de la abdicación. “¿Cómo saber uno cuándo ha llegado el momento de retirarse y poner fin a su reinado”, se pregunta el rey Juan Carlos consciente de que a partir del 2012, tras el accidente y la polémica cacería en Botsuana, su popularidad había caído en picado. Recuerda el día de la Pascua Militar del 2014 cuando, a causa de sus dolores por las repetidas caídas y operaciones, se tomó una dosis elevada de analgésicos que le produjeron somnolencia y desorientación y, como consecuencia, pronunció un discurso deshilvanado. Conclusión: cuando llegó a la Zarzuela decidió que había llegado la hora de abdicar. “Se lo anuncié el primero a mi hijo: 'Estás seguro', dijo; Felipe estaba preparado para tomar el relevo”.

“No fue fácil retirarse, aunque lo hiciera sin amargura y sin remordimientos, y con la certeza de que mi hijo actuaría a su manera en interés de la Corona”. En la ceremonia de abdicación, celebrada en el Palacio Real, el rey Juan Carlos explica, tras firmar el acta de abdicación, que “fue cuando de verdad asumí que había traspasado el poder para siempre”. Explica, también, que decidió no ir al Congreso para que su hijo fuera el único protagonista: “Hice una breve aparición en el balcón del Palacio Real junto a mi esposa, mi hijo, su esposa y sus hijas, Desde el punto de vista simbólico era importante mostrar unidad. Pero no me entretuve. Comenzaba una nueva era, para mí y para el país”.

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El rey emérito Juan Carlos de Borbón a su salida de un restaurante en O Grove, el pasado mayo

Brais Lorenzo / EFE

En sus memorias, el rey Juan Carlos se ha olvidado de los aspectos de su vida más polémicos. No cita por su nombre a Corinna Larsen, con la que mantuvo una relación sentimental que acabó de forma abrupta, de quien se limita a decir: “Esta relación fue un error que lamento amargamente. Puede parecer trivial, pero a muchos hombres y mujeres se les ha nublado el juicio hasta el punto de no ver lo evidente. Para mí, tuvo un impacto perjudicial en mi reinado y en mi vida. Ha erosionado la armonía y la estabilidad de estos dos aspectos esenciales de mi existencia, lo que finalmente me ha llevado a tomar la difícil decisión de abandonar España”.

La entrada de Letizia en la familia no ayudó a la cohesión de nuestras relaciones familiares”

De Jaime Alfonsín, que fue jefe de la secretaría del príncipe de Asturias y posteriormente, jefe de la Casa del Rey, tras la proclamación de Felipe VI, afirma: “Ese abogado serio y austero había adquirido un poder desmesurado dentro de la Zarzuela... le consideraba un hombre eficaz, leal y honesto. Más tarde me enteré que inducía a mi hijo a que se distanciase de mí”.

De la reina Letizia señala: “La entrada de Letizia en la familia no ayudó a la cohesión de nuestras relaciones familiares. Hice todo lo posible para superar nuestras diferencias, le dije que tenía abierta la puerta de mi despacho, pero nunca vino”. Reconoce, eso sí, la buena educación que les ha dado a sus hijas.

El rey Juan Carlos también se duele de la escasa relación con sus nietas Leonor y Sofía, y sobre todo que no vean habitualmente a su abuela la reina Sofía, quien “les podría haber transmitido todas sus experiencias y conocimientos” .

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