Juan Carlos I: “La democracia no cayó del cielo”

Declaraciones a la prensa francesa

En entrevistas previas a la salida de sus memorias, el rey emérito destaca su difícil papel en la transición

El rey Juan Carlos salda sus préstamos de más de cuatro millones para pagar a Hacienda

El rey Juan Carlos, en el funeral de su amigo Karim al-Hussaini, el agá jan, en Lisboa, en febrero pasado  

MIGUEL A. LOPES / EFE / EPA

“La democracia no cayó del cielo”, afirma el rey Juan Carlos en una entrevista de Figaro Magazine que apareció el martes en la edición digital de este semanario francés.  Las declaraciones del exjefe del Estado, realizadas en Abu Dabi, se producen solo días antes de la publicación en Francia, el 5 de noviembre, de sus memorias, bajo el título de Juan Carlos I d'Espagne. Réconciliation (editorial Stock), escritas en colaboración con Laurence Debray. El libro saldrá en España el 3 de diciembre, editado por Planeta.

En la entrevista, Juan Carlos I reconoce que tuvo dudas sobre si debía escribir sus memorias. “Dudé de escribir este libro, pero vi poco a poco que los hijos y nietos de mis amigos no tenían ni la menor idea sobre Franco ni sobre la transición democrática que siguió -asegura el padre de Felipe VI-. ¡Sin embargo, los años setenta no están tan lejos! Pensé que hacía falta aportar el testimonio directo de lo que viví durante 39 años al servicio de mi país”.  

El rey emérito sabe que sus memorias pueden ser polémicas, pero lo asume con humor. “Seré atacado, necesitaré comprar un escudo”, señala, pero espera que el libro servirá para exorcizar “nuestros demonios, que están regresando”.

“¿Qué hombre no ha cometido errores?”, declara el rey emérito en otra entrevista a 'Paris Match'

En otra entrevista, para el semanario Paris Match, que firma Stéphane Bern, presentador de televisión y gran especialista en la realeza, don Juan Carlos se pregunta: “¿Qué hombre no ha cometido errores?”. Y, al mismo tiempo, justifica el libro porque cree que en los últimos años se han hecho interpretaciones erróneas. “Tengo el sentimiento de que me roban la historia”, dice.  En un encuentro con el semanario Le Point, el antiguo soberano insiste en el balance positivo de su reinado: “Después de cuarenta años de dictadura, di a los españoles una democracia y está todavía viva; es mi herencia”.

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Los enviados especiales franceses que pudieron hablar con el rey emérito describen su residencia en Abu Dabi, en la pequeña isla de Nuraí, a media hora de la ciudad, a la que se llega en lancha. Hay cuadros y esculturas. Del vestíbulo se pasa a una piscina rodeada de olivos centenarios traídos de España.  

Preguntado sobre por qué escogió marcharse tan lejos, don Juan Carlos contesta Figaro Magazine:  “Para ayudar a mi hijo, busqué un lugar donde los periodistas de mi país no pudieran encontrarme fácilmente. La última vez que vino un periodista español, las autoridades locales lo metieron en la cárcel. Hube de intervenir para que lo sacaran”.

El monarca emérito explica que su padre, don Juan, le ensenó que su misión era la democracia: “Debes hablar y escuchar a los que no están de acuerdo contigo: es la única cosa que me dijo y me repitió”.

“Tenía una brújula, pero no tenía un plan”, admite Juan Carlos I, que añora el “espíritu de la transición”

Juan Carlos I admite que su trabajo no fue fácil, debido a la complejidad española y al propio carácter de la monarquía. “Somos frágiles porque no somos una monarquía constitucional desde hace mucho tiempo”.  “Tenía una brújula, pero no tenía un plan”, dice.

Sobre Franco, el rey emérito se expresa así:   ”Por qué mentir si es una persona que me hizo rey, y en realidad me hizo rey para crear un régimen más abierto”.  Sobre los primeros años como rey, asegura que tuvo una sensación de vértigo por los amplios poderes que había heredado de Franco, como firmar penas de muerte. “No tuve que hacerlo, gracias a Dios, pues en esa época, si hubiera dicho que no, los generales me hubieran derrocado”, reflexiona.

Sobre la última conversación con Franco, casi agonizante en el hospital, en el libro Juan Carlos I -del que Le Point avanza extractos-  revela lo que le dijo el dictador: “Alteza, solo os pido una cosa, mantenga la unidad del país”. “Fue su última voluntad -agrega el rey emérito-. No me pidió preservar el régimen tal como era o los principios del Movimiento Nacional. Tenía pues las manos libres para acometer las reformas mientras no se pusiera en cuestión la unidad de España. Tuve la impresión que me daba libertad para actuar”.

“No hubo un golpe de Estado, sino tres, el de Tejero, el de Armada y el de los políticos franquistas”, sostiene el exjefe de Estado

Las entrevistas publicadas recogen lo que Juan Carlos I afirma en el libro sobre el golpe de Estado, y recuerda la cena en el Elíseo, con Vargas Llosa y el escritor Javier Cercas entre los invitados, la noche en que el premio Nobel hispano-peruano ingresó en la Academia Francesa.  Cercas le sugirió que había tenido simpatía por los golpistas, y él lo negó en redondo: “¿Cómo puedes creer que estaba en el golpe (...) No hubo un golpe, sino tres golpes. El golpe de Tejero, el de Armada y el de los políticos próximos al franquismo. Alfonso Armada había estado 17 años a mi lado. Lo quería mucho y me traicionó. Convenció a los generales de que hablaba en mi nombre”.

Portada del libro de las memorias del rey Juan Carlos

Portada del libro de las memorias del rey Juan Carlos

LV

Juan Carlos I revela que aprovechó una larga conversación con el dictador rumano Ceaucescu, en 1971, en Persépolis (Irán), para que este enviara un mensaje a Santiago Carrillo, quien veraneaba en Rumanía.  “No desates una guerra civil después de la muerte de Franco, déjame tiempo a legalizaros”, le dijo al entonces líder del Partido Comunista de España. 

El rey emérito lamenta que, al contrario que durante la transición, cuando la izquierda respetó las instituciones del Estado, en la actualidad ese espíritu de la transición se haya perdido, “en detrimento de España y de sus intereses”.

Sobre su situación actual: “Estoy resignado, herido por una sensación de abandono. Me doy cuenta de que nunca fui libre”

En el libro, Juan Carlos I deplora las circunstancias en las que se halla desde que salió de España en 2020. ”Verse obligado al desarraigo y al aislamiento al final de la vida no es fácil -confiesa-.  Estoy resignado, herido por una sensación de abandono. No puedo contener la emoción al pensar en ciertos miembros de mi familia para quienes ya no importo, y especialmente en España, que tanto echo de menos. Hay días de desesperación, de vacío”.

El monarca emérito  califica de “grave error” haber aceptado el regalo de 100 millones de dólares del rey saudí Abdulá, aunque puntualiza que “todos los procesos judiciales han sido desestimados”. También se queja de no haber sido nunca totalmente libre. “Sigo debiendo acatar los deseos de la Casa Real y del Gobierno actual -recuerda-. En última instancia, mi vida estuvo dictada por las exigencias de España y el trono. Di libertad a los españoles al establecer la democracia, pero nunca pude disfrutar de esa libertad para mí”. “Ahora que mi hijo me ha dado la espalda por obligación y mis supuestos amigos han desaparecido, me doy cuenta de que nunca fui libre”, concluye.

Sobre la relación con Corinna Larsen:
“Fue un error, tuvo un impacto perjudicial sobre mi reinado y mi vida​”

Sobre su relación con Corinna Larsen, Juan Carlos I expresa su arrepentimiento por la equivocación. ” Esta relación fue un error que lamento amargamente -manifiesta en sus memorias-. Puede parecer trivial, pero muchos hombres y mujeres se han cegado hasta el punto de no ver lo evidente. Para mí, tuvo un impacto perjudicial sobre mi reinado y sobre mi vida. Erosionó la armonía y la estabilidad de estos dos aspectos esenciales de mi existencia, que me llevaron finalmente a tomar la difícil decisión de abandonar España. Dañó mi reputación a ojos de los españoles.  En esta caza al hombre, me convertí en una presa fácil. Pero se trata de la debilidad de un hombre. Nunca interfirió en mis preocupaciones de rey para su país”.

En las memorias, que Paris Match califica de “libro testamento”, Juan Carlos se deshace en elogios de su esposa, la reina Sofía. “Ella no tiene parangón en mi vida y así permanecerá, a pesar de que nuestros caminos se separaron después de mi marcha de España -escribe-. Ella sigue siendo la madre de mis hijos, una reina remarcable y un vínculo afectivo fundamental e irreemplazable. Sofi es una reina excepcional de rectitud, de bondad, de rigor, de dedicación y compasión. La encarnación de la nobleza de espíritu. A ella no le gusta que la califique de gran profesional, pero España no habría podido tener una reina más dedicada e irreprochable. Somos diferentes, pero compartimos el mismo sentido del deber”.

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