Junts no quiere elecciones generales. O, cuanto menos el partido no va a forzar su celebración pese a haber dicho alto y claro que no va a volver a apoyar ninguna ley del Gobierno central salvo las que ya están pactadas y que se votarán en las próximas semanas en el Congreso.
Jordi Turull, el secretario general de Junts ha participado hoy en Vic en el superdissabte , consistente en desplegar paradas del partido en mercados y puntos principales de muchos municipios catalanes –una tarea a la que otros partidos como Aliança Catalana ya llevan meses dedicados– para entrar en contacto directo con los electores. Algo así como una toma de tierra.
La vicepresidenta Montero, encarada ya a las elecciones andaluzas, mantiene la mano tendida
En Vic, y respecto a la decisión anunciada esta semana por Junts, Turull ha sostenido que “lo que no haremos es volver a hablar con gente que sabemos que no cumple. Esto no es negociar, es hacer tertulias” y ha trasladado a Sánchez la responsabilidad de resolver el órdago que plantea la formación que lidera Carles Puigdemont desde Waterloo.
Es el presidente del Gobierno quien ahora debe decidir “qué piensa hacer” ante la situación creada por Junts, un partido que formó parte de la alianza de la investidura en 2023 y que ahora se da por descontado de esa mayoría.
El secretario general de Junts no ha reclamado a Sánchez que convoque elecciones y, a cambio, le sugiere que haga una reflexión consistente en reconocer que sin Junts no podrá ir a ninguna parte.
Ayer el presidente del Gobierno, que este fin de semana participa en la cumbre de la coalición de países latinoamericanos y del Caribe con la Unión Europea en Colombia, fue taxativo: pase lo que pase el Gobierno va a seguir hasta 2027.
Sánchez, al igual que Junts, no cierra la puerta a nuevos acuerdos, pero tampoco cede a la presión del segundo partido de Catalunya como tampoco lo hace la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero que, en los albores de la precampaña andaluza, ha vuelto a proclamar esta mañana su voluntad de mantener el diálogo con los compañeros de viaje que han cambiado de ruta en esta legislatura. (No olvidemos que Junts es tan importante como Podemos que tampoco está por la labor)
La posición adoptada por la formación posconvergente, reiterada esta misma semana en una concurrida rueda de prensa en el Congreso, no parece agradar a todos los militantes de Junts y en especial al sector más pragmático del partido, integrado por ahora por significados y jóvenes alcaldes de la formación, que consideran que la cerrazón de Waterloo no les lleva a ninguna parte.
Esta corriente de opinión hasta ahora se ha expresado sutilmente pero tras la última rueda de prensa de Míriam Nogueras parece haber decidido alzar la voz para que se les oiga. Así lo han hecho el alcalde de Figueres, Jordi Masquef –en unas declaraciones al diario Ara – o el alcalde Premià de Mar, Rafa Navarro a una radio local. Ambos son partidarios de alcanzar acuerdos con el partido socialista en Madrid y, en particular, los Presupuestos Generales del Estado. No son los únicos alcaldes que participan de esta opinión en este y otros asuntos.


